Con fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945 comenzó la bipolaridad y la permanente confrontación entre Moscú y Washington. La primera expresión del conflicto fue la Guerra de Corea durante tres años de 1950 a 1953. Corea del Norte como nueva expresión del comunismo y apoyada por Rusia y China fue adversada por Estado Unidos y gobiernos occidentales, que defendían el modelo democrático y constitucional de Corea del Sur, dentro de los parámetros occidentales de una democracia en busca de la justicia y la libertad.

El bloque de estados comunista dirigido por la URSS se aglutinó en lo militar y en lo político en el Pacto de Varsovia (1955). Seis años antes las naciones occidentales habían creado la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En 1949 en Washington se firmó este instrumento internacional con Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Holanda, Portugal y el Reino Unido. Bajo los principios de la Carta de la ONU y los valores de la libertad y la democracia, y frente a lo que llamaban la expansión del comunismo y su expansión teniendo como centro a Moscú.

La OTAN se fortaleció con la Adhesión de Grecia y Turquía en 1952 y posteriormente en 1955 con Alemania Federal y en 1982 con España, donde precisamente esta semana transcurre la reunión más importante de la OTAN, por la amenaza de Rusia y la guerra que se está librando en Ucrania.

Parecía que con la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento de la URSS además de la desactivación del Pacto de Varsovia que fue en 1991; ya no era necesaria la OTAN, pero en esta 40 Cumbre en España parece revitalizarse con nuevas estrategias y con el criterio de considerar a Moscú y al presidente Putin como el mayor peligro para las democracias occidentales. Para la OTAN Vladimir Putin ha pretendido reconquistar los territorios y el prestigio no solo del poderío de la antigua Unión Soviética, sino también la Rusia de los tiempos de los imperio de los Zares. Por eso su incursión y anexión de los territorios de Georgia en el 2008 y la región de Crimea perteneciente a Ucrania en el 2014, además del sostenimiento de la República Independiente de Transnistria en el Estado de Moldavia que nunca abandonó el modelo soviético y es sólo reconocida por Moscú.

Las antiguas Repúblicas de la URSS al declararse independientes se han venido acercando a la OTAN: así, en 1999 formaron parte de la OTAN Hungría, Polonia y la República Checa y en el 2004 Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia y Rumania, posteriormente Albania en el 2009 junto a Croacia y en el 2017 el Estado de Monte Negro, culminando con Macedonia del Norte en el 2020.

Con la invasión de Rusia el 24 de febrero a Ucrania sin haber terminado los efectos negativos del Covid-19, el Sistema Internacional y parte de América Latina también ha cambiado con una realidad geopolítica, donde Rusia es considerada como el mayor peligro para Europa, China pasa a ser considerada como un actor de primer orden mundial con una política coincidente con Moscú.

En Madrid la OTAN busca redefinirse con una nueva estrategia de confrontación con Rusia y un tratamiento especial a China. Además de la incorporación de nuevos miembros como acordaron ya con Suecia y Finlandia, evitando el cuestionamiento que hacía Turquía de estas adhesiones.

Previo a la conferencia de la OTAN en Madrid, se realizó en el sur de Alemania la reunión del G7 con la presencia de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, con una invitación especial a los presidentes de Argentina, India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica. Esta representación de las economías del tercer mundo responde al interés de balancear las inversiones chinas en estas economías y alejarlas de la esfera de Moscú y de Beijing. El caso de Ucrania que también se tocó como tema central y el rechazo a la intensión rusa de anexar territorios de estados soberanos. En esta reunión celebrada en Alemania en el palacio Elmau en Baviera, se refirió ampliamente a la crisis climática con el calentamiento global y los problemas de la salud no solo con el Covid-19 sino con futuras demandas frente a la enfermedad y la desnutrición. Se discutió el tema de la energía por el embargo al petróleo y el gas ruso y la conveniencia de abrir los mercados a otros productores de hidrocarburos tantos del Medio Oriente, como Venezuela.

En la reunión del G7 se decidió aislar a Rusia por la vía económica. Se espera que en la Cumbre de la OTAN en su 48 reunión en Madrid no solo se ratifique el aislamiento económico a Rusia, sino que se presente la nueva estrategia militar y política de la OTAN con mayor fuerza y respuesta inmediata, como pretenden Francia, Alemania, Estados Unidos y Canadá.

El último episodio bélico fue el de Afganistán donde Europa y la OTAN fueron expulsados de ese territorio después de veinte años de presencia militar por los talibanes, quienes también habían derrotado al ejército soviético con diez años de ocupación; son una lección en la historia donde se indica que no se puede imponer modelos económicos, políticos y culturales por la fuerza o por las armas. Así fue el fracaso estadounidense en Vietnam e Irak y el fracaso ruso en Kabul.

La equivocada y desastrosa invasión del presidente Putin a Ucrania lo que ha logrado es la resistencia de Kiev y su presidente Volodímir Zelenski, al obtener la reunificación de Europa y fortalecimiento e incrementación del poderío de la OTAN. Estados como Suecia y Finlandia con una larga tradición de neutralidad, solicitarán en Madrid como también lo hará Ucrania, poder ser miembros de la OTAN y así estar protegidos frente a Rusia por el artículo 5 del Tratado de la OTAN que establece la defensa colectiva cuando un miembro de la OTAN es agredido.