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Día de Jerusalem

El Reino de Judá y su capital Jerusalem, fueron asediadas por tres grandes ejércitos, que finalmente arrasaron con la ciudad, destruyendo el I Templo en el 587 a.c. bajo las órdenes del Rey Asirio Nabucodonosor

  • MIGUEL TRUZMAN TAMSOT

25/05/2022 05:01 am

El pueblo Judío celebra con júbilo el 55 Aniversario de la Reunificación de la ciudad de Jerusalem, considerada como la capital eterna, única e indivisible del estado de Israel, desde que fue instaurada como capital del Reino de Israel, por el Rey David hace más de 3000 años.

En el pentateuco se menciona a Jerusalem en 669 oportunidades y los rezos de la inmensa mayoría de las sinagogas del mundo, tienen su mirada hacia esa sagrada ciudad.

En el Libro de los Salmos, reza en uno de sus párrafos: “si me olvidara de ti, oh Jerusalem, pierda mi diestra su destreza, mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare….”

El I Templo de Jerusalem, fue construido por el Rey Salomón y dentro de él se encontraban objetos de valor histórico – religioso colosales, como lo era, el cofre con el Arca de la Alianza, que contenía los 10 mandamientos y la palabra de D_os, ambos escritos en piedra, para el pueblo judío, más tarde a los cristianos y por último a los musulmanes.

El Reino de Judá y su capital Jerusalem, fueron asediadas por tres grandes ejércitos, que finalmente arrasaron con la ciudad, destruyendo el I Templo en el 587 a.c. bajo las órdenes del Rey Asirio Nabucodonosor.

Al regresar los judíos de su exilio babilónico, comenzaron a construir el II Templo en forma muy modesta, pero no es, sino hasta la llegada de Herodes I El Grande, cuando se reconstruyo dicho santuario, con toda la grandeza y espectacularidad que tal obra merecía, desarrollándose en grandes extensiones dentro del monte del templo en Jerusalem.

El II Templo estuvo en pie por 585 años, hasta que fue destruido, por el General Tito hijo del Emperador Romano Vespasiano, quien le había encargado doblegar y vencer a la revuelta judía liderada por Bar Kojba, iniciada en año 66 a.c., acabando con la misma, masacrando a miles de judíos y desterrando de Judea a cientos de miles de ellos, dejando en ruinas al II Templo de Jerusalem en el año 70 d.c. y cambiando el nombre del territorio, por el de Palestina.

Casi 2000 años de aquella nefasta hora, el pueblo judío vuelve a su tierra ancestral, erigiendo ciudades desde cero, luchando contra las adversidades del territorio árido por un lado y pantanoso por el otro, al mismo tiempo defendiéndose de los ataques de grupos árabes que ocasionaron matanzas, como la ocurrida en Hebrón en 1929, donde asesinaron a 128 judíos.

Con ocasión de los conflictos entre poblaciones judías y árabes, así como contra los comandos británicos que dominaban el terreno desde la victoria aliada en la I Guerra Mundial, las Naciones Unidas buscando una solución salomónica, votaron en forma amplia y mayoritaria la Resolución 181 del 29/11/47, dividiendo el territorio en dos porciones para crear 2 estados, uno judío y otro árabe.

Ya sabemos lo que paso y todas las oportunidades que han tenido los árabes – palestinos para crear su Estado, pero realmente es más que obvio, que el interés no es crear un estado soberano, sino la destrucción de Israel y la masacre de su población.

La Resolución 181 emanada de la ONU, declaraba a Jerusalem como ciudad internacional y que al cabo de 10 años, sus pobladores a través de un referéndum pudieran decidir el destino de la misma.

Una vez Israel declara su independencia el 14 de mayo de 1948, es atacada al día siguiente por 5 ejércitos árabes, revirtiendo el estatus internacional otorgado por la ONU a Jerusalem, quedando dividida tras la guerra dicha ciudad, ocupada por Jordania en su lado oriental y por Israel en el área occidental.

En el periodo comprendido entre la Guerra de Independencia en 1948 y la Guerra de los 6 días en 1967, transcurrieron 19 años, en los cuales, bajo dominio Jordano, ningún judío podía acceder a orar en sus lugares sagrados, como el Muro de los Lamentos. Innumerables sinagogas fueron saqueadas y destruidas, las lapidas del cementerio judío fueron utilizadas para la construcción, es decir, no hubo respeto por lugares que albergaban siglos, sino milenios de historia judía, además de tener en ese periodo, a la ciudad en un estado deplorable de aseo y servicios públicos.

Con la reunificación de Jerusalem, se logra revertir toda esta vergonzosa situación, pudiendo todas las personas residentes o turistas, orar libremente en sus lugares de fe y caminar por la ciudad, contemplando las maravillas arquitectónicas que la encubren.

Israel quiere y desea la paz, lo ha demostrado una y mil veces, pero el liderazgo palestino se aferra a un imposible, el cual es la destrucción de Israel y de sus residentes.

Mientras en las escuelas palestinas se enseñe el odio hacia lo judío, se tergiverse la historia y se incite a la violencia continuamente, no habrá tranquilidad y seguirá la espiral de violencia, dolor y muerte que ha aquejado a ese pequeño territorio del planeta.

Israel prevalecerá, porque predica la paz, la coexistencia y el amor que son las herramientas más fuertes del ser humano.

Pero por si acaso, también lo complementa con la inteligencia y el armamento más sofisticado para defender la soberanía e integridad de su territorio y sus ciudadanos.

miguelt585@gmail.com
@migueltruzman
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