Protocolos infaustos
MIGUEL AZPÚRUA. Venezuela en materia de convenios internacionales ha sido un completo fracaso; desde la formación como nación independiente
Venezuela en materia de convenios internacionales ha sido un completo fracaso; desde la formación como nación independiente, luego de los acontecimientos derivados desde el 19 de abril de 1810; la primera actuación en asuntos diplomáticos de la Junta Suprema de Caracas se produjo con la delicada misión internacional encomendada al futuro Libertador, coronel Simón Bolívar Palacios, acompañado de don Andrés Bello y Luis López Méndez; ante el Gobierno británico, en la propuesta de obtener reconocimiento oficial de su condición de país libre de la potencia europea, que había dominado por más de 3 siglos a la América meridional, España. Viajaron en la nave de la marina inglesa “Wellington”, arribando a Portsmouth a finales de junio de 1810. Solicitan la buena pro del ministro de Relaciones Exteriores, Sir Richard, Marqués de Wellesley, quien los recibió en su vivienda personal, el castillo “Apsley House”, el 16 de julio de ese año, repitiéndose 2 días después; no obstante, y con muchas reservas, les contestó por escrito sus peticiones, con fecha 9 de agosto, sin comprometer a su Gobierno de manera alguna. Los venezolanos fueron atendidos por el general Francisco Miranda en su casa de Graffton Way, el 21 de agosto, contando con la presencia del hijo de Wellesley –amigo personal de Miranda-, quien los presentó con éste. Bolívar luego de estas gestiones, retornó solo a Venezuela, en la corbeta “Saphire”, saliendo de Inglaterra el 22 de setiembre, arribando a La Guaira, sin complicaciones, el siguiente 5 de diciembre. Bello se quedó en City, hasta 1829; y López Méndez, quedó allí como comisionado y agente de Colombia, La Grande, con fines logísticos, hasta 1826.
Históricamente, en el concepto de protocolo, tratado, pacto o acuerdo, se han sucedido circunstancias comprometedoras para nuestro país que realmente no han sido fructíferos ni convenientes; podemos mencionar estas experiencias en materia diplomática. El “Tratado Michelena-Pombo”, fue un convenio perjudicial para Venezuela, sobre todo en materia geográfica; en 1833, habiendo desaparecido legalmente Colombia, La Grande; el Presidente José Antonio Páez, designó a su ministro de Hacienda y Relaciones Exteriores, Santos Michelena, concertar un acuerdo limítrofe, con el Secretario de Relaciones Exteriores de Nueva Granada, presidida por el codicioso Presidente, general Francisco de Paula Santander. Fijando hitos o mojones, donde nuestro país salió perdiendo más de 250 mil kilómetros cuadrados de su territorio. Esta negociación fue firmada en Bogotá, el 14 de diciembre de 1833; hay que reconocer que dicho pacto fue rechazado por los diputados venezolanos del Congreso en 1835, Pedro Briceño Méndez, Valentín Espinal y Manuel Felipe Tovar; el Senado de manera patriótica y solidaria, aprobó tal resolución, pero todo quedó en veremos, hasta el sol de hoy.
Otros acuerdos de referencia histórica, fueron los conocidos como “Protocolo Urrutia”, firmado por el ministro Wenceslao Urrutia, con los representantes de las potencia extranjeras, de Francia, Brasil, Inglaterra, Holanda y España, el 26 de marzo de 1858, sobre la seguridad del ex Presidente José Tadeo Mongas, asilado en la legación francesa de Caracas. Así mismo el conocido como “Protocolo Rojas-Pereire”; firmado por el ministro extraordinario del Gobierno del autócrata Antonio Guzmán Blanco, José María Rojas y el presidente de la “Compañía General Trasatlántica”, el francés Eugene Pereire, el 18 de agosto de 1879; con grandes beneficios particulares involucrados. En 1903 también fue conocido otro acuerdo entre Venezuela y Francia, donde los europeos, salieron favorecidos en sus reclamaciones, firmado por José Ladislao Andara y el galo Louis Jean D´Abril. Y qué decir del insólito “Protocolo de Washington”, donde Venezuela fue representada por el gringo Herbert Wolcottz Bowen.
Para colmo de males, en 1970, con fecha 18 de junio, el Gobierno de Rafael Caldera, en convenio con los de Gran Bretaña y el naciente de Guyana, inexplicablemente suspendió las reclamaciones limítrofes. Arístides Calvani, ministro copeyano (1969-1973), suscribió el denominado “Protocolo de Puerto España”, donde participó el primer ministro de Trinidad y Tobago, Eric Williams. Paralizando las justas aspiraciones de Venezuela sobre esos territorios, por 12 años, con la jubilosa venia del Presidente –de origen chino- Arthur Chung, siendo vice-presidente el carismático y ambicioso Forbes Burnham, miembro proactivo del Partido Progresista Popular del líder Cheddi Jagan. El negativo protocolo se colocó una “camisa de fuerza” por sí mismo, al limitarse con esta definición, donde explícitamente aceptaba la consideración de: “…no será válida reclamación alguna que surja durante tal plazo, de acuerdo con el artículo Nª 1 del Acuerdo de Ginebra”. El Congreso venezolano vigente para esta fecha, al ser considerada su aceptación, fue rechazada por la mayoría de Acción Democrática; quedando en “el aire” tal decisión. El plazo del protocolo en cuestión se venció en junio de 1982, estando en la Presidencia Luis Herrera Campins; sobre esa materia, es muy interesante el escrito de Pedro José Lara Peña, titulado: “Controversia sobre el Protocolo de Puerto España, nuestra Guayana Esequiba”.
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