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Habermas, Carrera Armamentística y la Guerra en Ucrania

¿Cuál es el sentido del avance técnico, científico y tecnológico que hemos alcanzado si se prescinde de un marco moral y axiológico universalmente comprometido con la dignidad humana?

  • DYLAN J. PEREIRA

14/05/2022 05:00 am

Uno de los planteamientos centrales de Jürgen Habermas, eminente filósofo y sociólogo alemán conocido por sus trabajos en filosofía política, ética y teoría del derecho, así como en filosofía del lenguaje, miembro de la segunda generación de la llamada Escuela de Frankfurt, es la concepción de Ciencia y Técnica como “ideología” recogida en su obra homónima. ¿Qué es la concepción de ciencia y técnica como ideología? Una razón que se divide en términos de una razón instrumental y una razón critica. Es una discusión que sigue vigente.

La primera modernidad fracasa con la II Guerra Mundial. El concepto de razón se estremece, el hombre con la ciencia y técnica es capaz de exterminar a grandes cantidades de personas y acabar incluso con el mundo. Aquí entra por supuesto el debate nuclear. La racionalidad en términos industriales sigue vigente. Una razón critica que es contrapuesta a la razón instrumental. Podemos identificar una primera modernidad: Orden y Progreso; el positivismo en su máxima expresión. Estas son dos expresiones del positivismo del S. XIX retomado en el S. XX; este sueño de orden y progreso de tambalea en el S. XX con las guerras mundiales.

Hoy cuando el horror de la guerra en Ucrania no cesa, y cuando la sombra de una guerra atómica se cierne nuevamente sobre la humanidad, este debate cobra vigencia; ¿Cuál es el sentido del avance técnico, científico y tecnológico que hemos alcanzado si se prescinde de un marco moral y axiológico universalmente comprometido con la dignidad humana?; no pretendemos desmeritar o contrariar la necesidad y beneficios del avance de las nuevas tecnologías, sino ratificar la vigencia de un marco global como lo es la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH)

Habermas usa el argumento de Weber para mostrar la crítica a Marcuse, quien piensa que la ciencia y técnica no son desde el punto de vista reales, sino que corresponde a un modo de producción, el capitalismo, creados por el hombre para justificar ese determinado modo de producción. “La progresiva racionalización de la sociedad, depende de la continua institucionalización del proceso científico y técnico”. Se convierte en elementos legitimadores la ciencia y técnica, del dominio de una racionalidad que es opresiva “en la medida que la ciencia y técnica penetran en los ámbitos institucionales de la sociedad transformándola, empieza a deslegitimarse las viejas instituciones”.

Habermas hace todo esto, porque quiere mostrar cómo la ciencia y la técnica producto de la modernidad también son ideología. Son utilizadas para lograr una legitimización. Los posmodernos dicen que la ciencia es el gran relato, construcciones sistémicas, que tienen capacidad de orientar la acción. Una especie de guía, a los hombres, rector del camino, en términos culturales.

La realidad internacional de hoy está sumida en el caos; regímenes políticos como el norcoreano o el ruso utilizan la variable atómica como un arma geopolítica y una suerte de garantía de seguridad vital; hora a hora se tensan los hilos del delicado equilibrio internacional, socavado por la guerra en Ucrania. Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, considera que Rusia es la mayor amenaza para el orden mundial, por su agresión a Ucrania, que además no cesa en su camino de ingreso a la Unión Europea. Las guerras de hoy se plantean en un formato hibrido; los estudios de seguridad y defensa se ven obligados a transformarse y redimensionarse para incluir el ciberespacio en su competencia. Los ataques cibernéticos son cada vez más recurrentes no sólo contra gobiernos sino contra toda clase de actores de la escena internacional.

Ante esta realidad marcada por la incertidumbre, los diversos actores de la comunidad global estamos llamados a actuar en base los principios fundamentales de la dignidad humana, las libertades fundamentales y la paz y la seguridad internacional. El reciente informe Be Seen Be Heard Global Youth Report, arroja datos cruciales sobre esta realidad y en particular el papel de los jóvenes; 76% de los menores de 30 años piensa que los políticos no escuchan a los jóvenes; 8 de cada 10 personas piensan que los sistemas políticos actuales necesitan reformas drásticas para estar preparados para el futuro; 69% de las personas piensa que son necesarias más oportunidades para que los jóvenes tengan voz en el desarrollo de políticas mejoraría los sistemas políticos. Así pues, es imperante que el mundo escuche a los jóvenes y permita nuestra participación activa en la formulación de soluciones y los procesos de toma de decisiones políticas. Temas centrales como el cambio climático, la no proliferación nuclear, la paz y la seguridad internacional son prioridades en la agenda global que no pueden esperar el enfrascamiento burocrático de sistemas hipertrofiados que no terminan de dar respuestas efectos a estos grandes desafíos.

Dylanjpereira01@gmail.com
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