Los escenarios actuales se caracterizan por tener alta incertidumbre. Hay algunos sectores en los cuales puede aumentar la complejidad y generarse mayor exigencia a su liderazgo, como en el de la salud, debido a la pandemia de Covid-19. La incertidumbre es la falta de certeza; existen varios acrónimos los cuales, en las últimas décadas, han sido utilizados como reglas nemotécnicas para señalar las características a tomar en cuenta en el análisis del entorno de las instituciones, con el fin de sistematizar las estrategias más adecuadas, en las difíciles circunstancias actuales.

En los años 90 se utilizó el acrónimo VUCA o VICA, creado por la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, para describir la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad del mundo en el marco de la Guerra Fría posterior a la segunda Guerra Mundial, el cual fue transferido al mundo empresarial y ha sido una referencia que marcó un hito estratégico.

En el año 2020, algunos autores propusieron nuevos enfoques, entre los cuales se encuentra el planteamiento del futurólogo estadounidense Jamais Cascio, quien señala el acrónimo BANI, el cual surgió en un momento de caos político, desastres climáticos, pandemia Covid-19 y en los últimos meses conflictos bélicos que amenazan con extenderse globalmente. Este término está compuesto por las iniciales de las palabras inglesas “Brittle” (frágil), “Anxious” (que genera ansiedad), “Non-linear” (no lineal) e “Incomprehensible” (incomprensible).

La volatilidad hace que las brechas sean más evidentes y disruptivas, lo cual produce sistemas más frágiles. La ansiedad, producto de tratar de resolver todo de la manera más rápida posible, en un entorno con alto nivel de incertidumbre e inseguridad; la causalidad no lineal, la cual desestabiliza el enfoque analítico tradicional de causa-efecto, ya que hechos aparentemente pequeños, pueden generar grandes consecuencias. La ambigüedad del entorno afecta la comprensión de los acontecimientos, de tal forma que dificulta la utilización de los patrones analíticos habituales.

Otro autor, quien planteó un acrónimo para orientar el proceso de liderazgo, es Craig Groeschel, escritor y telepredicador estadounidense, quien en la Cumbre Global de Liderazgo de 2021, propuso el acrónimo AIC para aprender a lidiar con la Aflicción, la Incertidumbre y el Caos. Los planteamientos de Cascio y Groeschel agregan la condición caótica, en la cual hay una compleja relación causal entre múltiples fenómenos de difícil predicción.

Algunas sugerencias pueden ser útiles para los líderes con alto nivel jerárquico, para enfrentar escenarios inciertos y caóticos. Es necesario plantear estrategias a corto y mediano plazo, con revisiones frecuentes, pero con visión de largo alcance; los sistemas deben ser resilientes para salir fortalecidos en la adversidad; es recomendable hacer una lectura sistemática del libro de la realidad en el presente con visión futurista y dimensión histórica; evitar la indecisión, ya que es preferible un error con autocrítica a la inacción; no se debe perder el enfoque y la concentración en los puntos importantes que requieren acción; desarrollar alta capacidad para priorizar decisiones; combinar la factibilidad con la oportunidad, el sentido común y la intuición.

Si se acepta que caos es sinónimo de DESORDEN COMPLEJO, entonces el antónimo puede aceptarse que es ORDEN SENCILLO y lo más ordenado y sencillo al alcance de todos, es actuar libremente con amor, sobre la base de la verdad y la justicia para construir ambientes de paz. “Sencillez y Orden Anti Caos: SOAC”, para concluir con otro acrónimo.

ascardio.coordinacion@gmail.com