Es físico nuclear, la profesión que acostumbramos a usar como referencia cuando queremos aludir a una inteligencia superlativa. Sin embargo, la primera vez que la vi fue en la Universidad Central de Venezuela, en donde procuraba formarse, con la seriedad que la ha caracterizado, en lo que se convirtió en su pasión y en uno de los ejes centrales de su vida: las artes plásticas.
Venciendo todas las resistencias que opuso el medio a la irrupción de un rostro nuevo en el mercado del arte venezolano, Odalys Sánchez fue consolidando su posición no solo dentro del campo de las subastas, sino también en el del galerismo y la investigación. Hoy en día, su sala de exposiciones en Madrid colinda con la celebérrima Marlborough, y otros miembros de la familia, al cabo de varias décadas de trabajo, se han sumado a la empresa. Su hija, Karina Saravo, por ejemplo, a la cabeza de In Situ Art Projects, ha acometido tareas tan importantes en España como Montalbán 11, en donde se incorporan obras del maestro Carlos Cruz Diez al edificio que fuera sede de la empresa Azucarera Nacional.
En esta oportunidad, Odalys ofrece al público madrileño obras de uno de los más emblemáticos autores venezolanos: Jesús Soto.
Alfonso de la Torre explora, en una fantástica investigación incluida en el catálogo de la muestra, la presencia del artista en España, nunca antes estudiada en la amplia bibliografía de Soto. Cegados los ojos es el nombre del texto en el que se analiza la interacción que se opera entre el creador y ese país a partir de 1962, año en que el artista visita la zona de Almería por invitación de su amigo, el pintor francés Edgard Pillet.
Existe obra de Soto emplazada en territorio español: de hecho, una de las imágenes seleccionadas para la exposición es una fotografía de Carlos A. Schwartz, en la que se ve al artista a través de un Penetrable, situada en el Parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife, en septiembre de 1995.
Individuales
Las primeras exposiciones individuales de Soto en España tuvieron lugar en 1981, una en la Casa de Colón, en Gran Canaria, y otra en el Palacio de Velázquez en Madrid. Pero ya antes había participado en muestras colectivas en Madrid y Barcelona. Señala De la Torre que, además, una obra suya había sido la escenografía de un ballet presentado en La Zarzuela.
La exposición, que se inauguró en la Galería Odalys el pasado 2 de junio y que permanecerá abierta hasta el 22 de septiembre, está conformada por 34 obras de distintas épocas, en las que se expresa una idea fundamental asociada al arte cinético: que el movimiento se produce cuando obra y público interactúan. También tuvo lugar un conversatorio, transmitido en directo, en el que María Luz Cárdenas y el propio Alfonso de la Torre disertaron sobre el París en que vivieron artistas como Soto, Nicolas Schöffer, Carlos Cruz-Diez y Victor Vasarely durante los años 50, y analizaron su relación con Denise René, la galerista que los dio a conocer.
Por su parte, Odalys ha subrayado en diversas entrevistas la relevancia que tiene esta exposición para el público joven, ya que es la primera vez en veinte años que se exhibe la obra del artista en España, por lo que muchos no habían tenido la oportunidad de contactar directamente con las obras.
Es digno de reseñar este esfuerzo que proyecta el talento venezolano en Europa, demostrando una vez más que no se trata solo de valores locales, sino de talentos universales que ocupan, por derecho propio, un lugar en el arte internacional y que funcionan perfectamente al coexistir con otros artistas de la escena mundial.
Linda.dambrosiom@gmail.com
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