“La primera víctima de la guerra es la verdad”, es una frase que hemos escuchado y leído en muchas ocasiones y a pesar de ello seguimos siendo presas de mentiras, desinformación y manipulación.
Se justifica o condena según los actores sin importar los hechos reales con sus causas y consecuencias.
Es una doble moral en extremo hipócrita, servil e injustificable, que convalida “héroes” y descalifica mientras convierte, en muchos casos, a víctimas en villanos. Es como si la muerte y la guerra tuviesen un alter ego que las convierte en aceptables y permisibles según el protagonista, permitiéndoles violar derechos y exterminar a civiles inocentes que nunca tendrán derechos ni espacios para su defensa.
En estos momentos estamos pendientes de la guerra Rusia – Ucrania y dejamos de lado por invisibilidad mediática los ataques armados de Arabia Saudita a Yemen, de los EEUU a Siria y de Israel a Palestina. Igual de reprochables por demás.
Por nada mencionamos de otras formas de guerra desde los mandos estadounidenses y sus aliados contra todo el orbe. Tampoco convalido el conflicto en Europa del este, lo aclaro.
Si quitamos el velo de hipocresía que se teje sobre la esfera planetaria estaremos en presencia de una constante guerra multimodal y siempre activa desde los medios de comunicación y las redes sociales. De allí, se apuntan los cañones que luego masacrarán pueblos y robarán sus riquezas. Tristemente es así.
Al revisar los medios podemos encontrar que nunca hemos tenido una paz plena ni constante. Siempre habrá un enemigo para justificar la aparición de un héroe que termina por convertirse en un invasor o saqueador de recursos.
Bajo los nuevos esquemas de la guerra el mundo todo, o casi todo, es un gran daño colateral.
En días recientes la OTAN financió un estudio sobre las guerras cognitivas, estrategia utilizada desde hace mucho contra todos para invadir la conciencia.
La manipulación ideológica para incidir en las percepciones sociales es la gran tarea de medios y redes. La agudeza tecnológica del big data que aportan las redes sociales articula operaciones avanzadas de alienación sobre cada sujeto. 4ta y 5ta generación de la guerra.
Con los sujetos sociales alienados, manipulados y condicionados vienen las operaciones multimodales para desestabilizar a los Estado - Nación. Así se ataca la producción, redes de abastecimiento y comercio; los valores y la cultura; la economía y su moneda; los actores políticos y formas de gobierno. Con los medios y redes a su favor generan matrices que facilitan y justifican la desestabilización. 6ta generación del conflicto bélico.
Así hemos vivido subsumidos en guerras y ataques que justificamos y apoyamos porque nos hacen sentir en la parte heroica y justa del conflicto: manipulación. Vivimos en una gran mentira para justificar la guerra y sus consecuencias. Nuestras armas son la crítica, el análisis y el estudio como mecanismos para salir de este oscurantismo que justifica muertes y barbarie.
Nosotros somos victimas de esa guerra multimodal y nos han sido aplicadas todas las generaciones de la guerra. El Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR por sus siglas en inglés) ubicado en Washington DC, en su documento “Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela”, establece que “encontramos que las sanciones han infligido, y progresivamente infligen, daños muy graves a la vida y la salud humanas, incluidas más de 40.000 muertes entre 2017 y 2018; y que estas sanciones encajarían en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal como se describe en las convenciones internacionales de Ginebra y La Haya, de las cuales Estados Unidos es signatario. Estas sanciones también son ilegales según el derecho internacional y los tratados que ha firmado EEUU, y parecería ser que también violan la legislación estadounidense”.
No defiendo a nadie. Trato de exponer las mentiras que se nos han contado desde hace mucho tiempo para justificar asesinatos, muertes y el servilismo criminal del sistema y la comunidad internacional. Todos ladran hacia adonde les ordena el amo.
La mediática bélica instauró y naturalizó un aberrante término: daño colateral. Wikipedia, de fácil y gratuito acceso para todos, lo define como “un eufemismo para referirse a las muertes, heridos y daños no intencionados que se producen como resultado de una operación militar. El termino fue acuñado por el ejercito de los EEUU durante la guerra de Vietnan y puede referirse al asesinato de civiles y destrucción de sus propiedades”.
El daño colateral en Vietnam alcanzo los casi 2 millones de civiles muertos, y la destrucción del país. Igual en Irak 500 mil niños se encuentran entre el daño colateral. Y no mencionaré para no hacer de este artículo una crónica negra los miles de muertos en Libia y Siria, solo por nombrar algunos de los 33 países que suman daños colaterales estadounidenses.
Estos resultados dejan ver que más allá de daño colateral, lo sucedido y sus consecuencias parecen más terrorismo de Estado: “uso de prácticas ilícitas por parte del gobierno de un Estado con el fin de producir miedo y terror en la población civil, para alcanzar objetivos que no se conseguirían de manera legal”.
Soy antibelicista en cualquiera de sus manifestaciones -por conciencia y por víctima-, pero también soy venezolano por nacimiento, vocación y convicción. Todo el que se mete con mi país me cae mal, sin importar quien sea ni de donde venga.
Estudia, analiza y aprende.
Leonardo Zurita
Comunicador Social UCV
@leozuritave
Leozurita.ve@gmail.com
Se justifica o condena según los actores sin importar los hechos reales con sus causas y consecuencias.
Es una doble moral en extremo hipócrita, servil e injustificable, que convalida “héroes” y descalifica mientras convierte, en muchos casos, a víctimas en villanos. Es como si la muerte y la guerra tuviesen un alter ego que las convierte en aceptables y permisibles según el protagonista, permitiéndoles violar derechos y exterminar a civiles inocentes que nunca tendrán derechos ni espacios para su defensa.
En estos momentos estamos pendientes de la guerra Rusia – Ucrania y dejamos de lado por invisibilidad mediática los ataques armados de Arabia Saudita a Yemen, de los EEUU a Siria y de Israel a Palestina. Igual de reprochables por demás.
Por nada mencionamos de otras formas de guerra desde los mandos estadounidenses y sus aliados contra todo el orbe. Tampoco convalido el conflicto en Europa del este, lo aclaro.
Si quitamos el velo de hipocresía que se teje sobre la esfera planetaria estaremos en presencia de una constante guerra multimodal y siempre activa desde los medios de comunicación y las redes sociales. De allí, se apuntan los cañones que luego masacrarán pueblos y robarán sus riquezas. Tristemente es así.
Al revisar los medios podemos encontrar que nunca hemos tenido una paz plena ni constante. Siempre habrá un enemigo para justificar la aparición de un héroe que termina por convertirse en un invasor o saqueador de recursos.
Bajo los nuevos esquemas de la guerra el mundo todo, o casi todo, es un gran daño colateral.
En días recientes la OTAN financió un estudio sobre las guerras cognitivas, estrategia utilizada desde hace mucho contra todos para invadir la conciencia.
La manipulación ideológica para incidir en las percepciones sociales es la gran tarea de medios y redes. La agudeza tecnológica del big data que aportan las redes sociales articula operaciones avanzadas de alienación sobre cada sujeto. 4ta y 5ta generación de la guerra.
Con los sujetos sociales alienados, manipulados y condicionados vienen las operaciones multimodales para desestabilizar a los Estado - Nación. Así se ataca la producción, redes de abastecimiento y comercio; los valores y la cultura; la economía y su moneda; los actores políticos y formas de gobierno. Con los medios y redes a su favor generan matrices que facilitan y justifican la desestabilización. 6ta generación del conflicto bélico.
Así hemos vivido subsumidos en guerras y ataques que justificamos y apoyamos porque nos hacen sentir en la parte heroica y justa del conflicto: manipulación. Vivimos en una gran mentira para justificar la guerra y sus consecuencias. Nuestras armas son la crítica, el análisis y el estudio como mecanismos para salir de este oscurantismo que justifica muertes y barbarie.
Nosotros somos victimas de esa guerra multimodal y nos han sido aplicadas todas las generaciones de la guerra. El Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR por sus siglas en inglés) ubicado en Washington DC, en su documento “Sanciones económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela”, establece que “encontramos que las sanciones han infligido, y progresivamente infligen, daños muy graves a la vida y la salud humanas, incluidas más de 40.000 muertes entre 2017 y 2018; y que estas sanciones encajarían en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal como se describe en las convenciones internacionales de Ginebra y La Haya, de las cuales Estados Unidos es signatario. Estas sanciones también son ilegales según el derecho internacional y los tratados que ha firmado EEUU, y parecería ser que también violan la legislación estadounidense”.
No defiendo a nadie. Trato de exponer las mentiras que se nos han contado desde hace mucho tiempo para justificar asesinatos, muertes y el servilismo criminal del sistema y la comunidad internacional. Todos ladran hacia adonde les ordena el amo.
La mediática bélica instauró y naturalizó un aberrante término: daño colateral. Wikipedia, de fácil y gratuito acceso para todos, lo define como “un eufemismo para referirse a las muertes, heridos y daños no intencionados que se producen como resultado de una operación militar. El termino fue acuñado por el ejercito de los EEUU durante la guerra de Vietnan y puede referirse al asesinato de civiles y destrucción de sus propiedades”.
El daño colateral en Vietnam alcanzo los casi 2 millones de civiles muertos, y la destrucción del país. Igual en Irak 500 mil niños se encuentran entre el daño colateral. Y no mencionaré para no hacer de este artículo una crónica negra los miles de muertos en Libia y Siria, solo por nombrar algunos de los 33 países que suman daños colaterales estadounidenses.
Estos resultados dejan ver que más allá de daño colateral, lo sucedido y sus consecuencias parecen más terrorismo de Estado: “uso de prácticas ilícitas por parte del gobierno de un Estado con el fin de producir miedo y terror en la población civil, para alcanzar objetivos que no se conseguirían de manera legal”.
Soy antibelicista en cualquiera de sus manifestaciones -por conciencia y por víctima-, pero también soy venezolano por nacimiento, vocación y convicción. Todo el que se mete con mi país me cae mal, sin importar quien sea ni de donde venga.
Estudia, analiza y aprende.
Leonardo Zurita
Comunicador Social UCV
@leozuritave
Leozurita.ve@gmail.com
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