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La morisqueta

JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E. Los que se prestan para la pantomima, ya son conocidos por su insolvencia y falta de consistencia. Querer jugar a dos bandas se ha puesto de moda.

  • JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E.

13/06/2018 05:00 am

“Todos los extremos, excepto la extrema devoción al Enemigo, deben ser estimulados. No siempre, claro, pero sí en esta etapa. Algunas épocas son templadas y complacientes, y entonces nuestra misión consiste en adormecerlas más aún. Otras épocas, como la actual, son desequilibradas e inclinadas a dividirse en facciones y nuestra tarea es inflamarlas. Cualquier pequeña capillita, unida por algún interés que otros hombres detestan o ignoran, tiende a desarrollar en su interior una encendida admiración mutua, y hacia el mundo exterior una gran cantidad de orgullo y de odio, que es mantenida sin vergüenza porque la ‘Causa’ es su patrocinadora y se piensa que es impersonal. Hasta cuando el pequeño grupo está originariamente al servicio de los planes del Enemigo, esto es cierto” (C.S. Lewis, Cartas del diablo a su sobrino) 

Después del 20-M se ha escuchado mucho de gestos y señales. De aproximaciones y diálogo. De excarcelaciones e indultos. Parece que el régimen quiere reinventar un gran relato sobre la represión, los presos políticos y la tortura. Algún efecto tienen las denuncias sobre la violación sistemáticas de los derechos humanos. Todos los activistas sensatos, conocen ya de los crímenes de lesa humanidad. Bastante hemos presenciado, como una y otra vez las intenciones de la Nomenklatura, están muy apartadas de sus acciones. Nunca somos capaces de descubrir a ciencia cierta, que es lo que se proponen. Aunque el fin siempre queda claro: mantenerse en el poder a cualquier costo. 

Lo que ha quedado en evidencia, después de las primeras medidas de beneficio para los privados de libertad es que: no están todos los que son, ni son todos los que están. Es decir, por alguna razón no muy bien explicada, se han vuelto a burlar de los presos de conciencia y de sus familias. Favoreciendo como en tantas otras oportunidades a los delincuentes comunes. 

Mueca 
Cuando el que pretende tener un gesto, miente descaradamente, solo queda la posibilidad de que lo que iba a ser un fuerte, se degrade en una mofa morisqueta. El deseo de confundir y engañar, se impone de manera impune, dejando a los procesados en un estado de indefensión, que no puede ser superado por vía ordinaria. La presión que se sigue ejerciendo internacionalmente, es fuerza extraordinaria a favor de los rehenes del régimen. La manipulación del proceso judicial, es una nueva manera de cerrar todas las puertas disponibles, para que no se tenga a quien acudir. Forma clásica de generar desesperanza y miedo. 

La oligarquía corrupta desarrolla como una segunda naturaleza que le impide actuar con claridad y sin engaño. Hasta para aquello que puede ser más sensible y humanitario, como la salud y el derecho de los más vulnerables: niños y ancianos. muestran una actitud incapaz de superar la burla y el desprecio por sus víctimas. No es fácil imaginar de antemano el grado de crueldad al que se es capaz de llegar, por la actuación terrorista e intimidante. 

Todo queda enmarcado en la retórica del proceso. El sistema revolucionario y el aparato legal impuesto, que no pretende hacer justicia, sino ajustar cuentas pendientes. Los gestos de la fisionomía represiva, son muecas y guiños que pretenden engañar. Aunque a la altura en que nos encontramos, solo parece que son capaces de ganar tiempo. Han perdido toda posibilidad de sorpresa o asombro. Sin embargo, la adecuada actuación de los involucrados, siempre deja la duda de si son capaces de engañarse a ellos mismos. Suena tan convencido el discurso, que perdió toda posibilidad de ser convincente. 

Monólogo 
En este marco de manipulación y distracción, cualquier intento de acercamiento o diálogo queda descalificado a priori. No hay posibilidad de un verdadero intercambio de razones, cuando una de las partes ejerce la violencia de forma sistemática y creciente ¿Quién puede dialogar en semejantes circunstancias? Los que se prestan para la pantomima, ya son conocidos por su insolvencia y falta de consistencia. Querer jugar a dos bandas se ha puesto de moda. 

Lo más lamentable es el efecto divisor que tiene el juego del ademán y la mueca. Frente a la tragedia que vivimos y experimentamos a diario, solo queda la explicación del carácter disolvente del resentimiento. Mientras tanto la disolución del Estado continua, al paso que la nación se disuelve. De un lado y de otro, los resentidos siguen jugando para ellos mismos. La única manera de superar su influencia es mediante la construcción de esa unidad superior que tanto se invoca. Que muy poco se provoca. El cimiento de esa unidad es un sacrificio que pocos están dispuestos a asumir. Anteponer la unidad a cualquier beneficio personal, trabajar solo por el bien común. Entender que el bien común, es siempre beneficio de todos. Detener el efecto divisor, que han desatado los sembradores del odio. Promover el encuentro de todos, en el campo que nos compete a todos: el de la humanidad.

jagamez@icloud.com 
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