Proyectando un mundo tripolar
Lo que ha venido conformándose en los últimos años es más bien un “mundo tripolar”, conformado por China, Estados Unidos y Rusia. Tres son los argumentos que sostienen esta visión...
A raíz de la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del término de la Guerra Fría, diversos académicos, analistas y periodistas manifestaron casi al unísono que la política internacional estaba entrando en una senda unipolar con Washington a la cabeza. Poco tiempo duró en la agenda tal visión y poca también su efectividad para comprender la realidad global. Otros escritores y pensadores, aunque aceptaron el fin de la bipolaridad, argumentaron que lo que estaba sucediendo era un movimiento transitorio hacia la multipolaridad.
De esta manera fue surgiendo la idea que Estados Unidos estaba perdiendo su prestigio y que no había un polo descollante en el contexto mundial. En este sentido, la lucha por el poder entre los Estados se iba a diluir frente a los temas blandos y la necesidad de la cooperación entre los gobiernos frente al terrorismo, el narcotráfico, el Covid-19 y otros temas negativos de la agenda universal.
Si bien es cierto que muchos de esas narrativas tuvieron en su momento algo de cierto, lo que ha venido conformándose en los últimos años es más bien un “mundo tripolar”, conformado por China, Estados Unidos y Rusia. Tres son los argumentos que sostienen esta visión. En primer lugar, que estos tres actores siguen teniendo y adquiriendo más poder, sobre todo una capacidad militar-nuclear en plena renovación.
En segundo lugar, sus gobiernos tienen unos jefes de Estado que no aceptan el estatus-quo heredado de la Guerra Fría y del supuesto mundo multipolar, sino más bien están sumergidos en una competencia muy dura, a ver quién es el más favorecido en este juego geopolítico de la fuerza, las alianzas y el control, lo que significa todo lo contrario a los dictados de los soñadores de la multipolaridad.
En este contexto, la combinación de una perspectiva tradicional relacionada con el Realismo y la presencia de esos líderes activos y transformadores van ensayando este concepto de lo tripolar como la mejor vía para comprender la situación actual de la política global. Xi Jinping, los dos últimos presidentes de Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden y Vladimir Putin se orientan con sus matices particulares hacia esa dirección.
Esto no significa desde luego que vaya a darse un inminente conflicto bélico, pero si es evidente que la tensión internacional le ha dado la vuelta a quienes propagaron con tanto entusiasmo la paz absoluta y el fin de las superpotencias. Biden con su promoción de la democracia está provocando reacciones de Beijing y Moscú. Xi Jinping desarrolla una política activa que ya dejó de ser regional y Putin no acepta que se le acerquen a su vecindario.
En resumen, el mundo va hacia un esquema tripolar y serán los choques y arreglos entre las tres grandes potencias lo que caracterizará el orden fáctico mundial en los próximos años. Por ello, no es casual que los instrumentos de cooperación e integración multilaterales estén pasando por un momento difícil. En verdad, el equilibrio mundial será dado por los resultados de unas negociaciones muy difíciles y con unas cartas marcadas, todo dentro del proceso incierto que ahora está viviendo la humanidad.
romecan53@hotmail.com
De esta manera fue surgiendo la idea que Estados Unidos estaba perdiendo su prestigio y que no había un polo descollante en el contexto mundial. En este sentido, la lucha por el poder entre los Estados se iba a diluir frente a los temas blandos y la necesidad de la cooperación entre los gobiernos frente al terrorismo, el narcotráfico, el Covid-19 y otros temas negativos de la agenda universal.
Si bien es cierto que muchos de esas narrativas tuvieron en su momento algo de cierto, lo que ha venido conformándose en los últimos años es más bien un “mundo tripolar”, conformado por China, Estados Unidos y Rusia. Tres son los argumentos que sostienen esta visión. En primer lugar, que estos tres actores siguen teniendo y adquiriendo más poder, sobre todo una capacidad militar-nuclear en plena renovación.
En segundo lugar, sus gobiernos tienen unos jefes de Estado que no aceptan el estatus-quo heredado de la Guerra Fría y del supuesto mundo multipolar, sino más bien están sumergidos en una competencia muy dura, a ver quién es el más favorecido en este juego geopolítico de la fuerza, las alianzas y el control, lo que significa todo lo contrario a los dictados de los soñadores de la multipolaridad.
En este contexto, la combinación de una perspectiva tradicional relacionada con el Realismo y la presencia de esos líderes activos y transformadores van ensayando este concepto de lo tripolar como la mejor vía para comprender la situación actual de la política global. Xi Jinping, los dos últimos presidentes de Estados Unidos, Donald Trump y Joe Biden y Vladimir Putin se orientan con sus matices particulares hacia esa dirección.
Esto no significa desde luego que vaya a darse un inminente conflicto bélico, pero si es evidente que la tensión internacional le ha dado la vuelta a quienes propagaron con tanto entusiasmo la paz absoluta y el fin de las superpotencias. Biden con su promoción de la democracia está provocando reacciones de Beijing y Moscú. Xi Jinping desarrolla una política activa que ya dejó de ser regional y Putin no acepta que se le acerquen a su vecindario.
En resumen, el mundo va hacia un esquema tripolar y serán los choques y arreglos entre las tres grandes potencias lo que caracterizará el orden fáctico mundial en los próximos años. Por ello, no es casual que los instrumentos de cooperación e integración multilaterales estén pasando por un momento difícil. En verdad, el equilibrio mundial será dado por los resultados de unas negociaciones muy difíciles y con unas cartas marcadas, todo dentro del proceso incierto que ahora está viviendo la humanidad.
romecan53@hotmail.com
Siguenos en
Telegram,
Instagram,
Facebook y
Twitter
para recibir en directo todas nuestras actualizaciones