¿Qué estamos aprendiendo?
Por ejemplo, quizás algunas personas no hablan un idioma extranjero, pero hay un idioma universal que todos hablamos y entendemos, el del amor desinteresado, que de paso va más allá de las fronteras, edad y culturas
En el mundo en que vivimos hoy día ocurren cosas curiosas. A veces suceden situaciones que nos pueden enseñar lecciones valiosas que necesitamos aprender, pero está ocurriendo que lo que se aprende, o por lo menos lo que se practica, es algo contrario a la lección que deberíamos estar aprendiendo. Por ejemplo, en medio de las sucesivas crisis que hemos vivido, una de las lecciones valiosas que deberíamos estar aprendiendo es lo provechoso que sería para todos que cuando hay problemas las personas, en lo posible, nos ayudemos y apoyemos más unos a otros. Y muchas veces está sucediendo lo opuesto, que la gente se queja y se critica más entre sí, llegando a veces a la agresividad, el insulto y otras actitudes más nocivas. Y resulta que estas han sido desde hace tiempo las actitudes que se han hecho cada vez más comunes, de lo cual hemos visto bastante los resultados. ¿Por qué no aprender y practicar algo diferente? Por ejemplo, quizás algunas personas no hablan un idioma extranjero, pero hay un idioma universal que todos hablamos y entendemos, el del amor desinteresado, que de paso va más allá de las fronteras, edad y culturas. No tenemos que estar todos de acuerdo en cuanto a deportes, religión, política. Pero todos podemos ser considerados con los demás, respetuosos, pacientes, bondadosos; más tolerantes en los instantes en que otros cometen errores (sobre todo si reconocemos que nosotros también los cometemos), así como más atentos a las necesidades de otros, no solo las materiales, sino en especial las espirituales, las emocionales. Eso se llama amor desinteresado, lenguaje que todos entendemos.
A continuación una anécdota que ilustra bien este punto:
Un huerfanito se encontraba vendiendo periódicos en la calle, cuando un hombre paró a comprarle uno. Mientras buscaba el dinero para pagar preguntó al chiquillo dónde vivía. Él le dijo que vivía en una chocita en la parte baja de la ciudad a orillas del río. Luego le preguntó: "¿Y con quién vives?" Él respondió: "Con Pedro, nada más. Pedro es paralítico y no puede trabajar. Es amigo mío". El hombre se atrevió a decir: "Pues te iría mejor sin Pedro ¿no crees?" La respuesta fue: "No señor, no podría vivir sin Pedro. No tendría a nadie esperándome en casa. Asimismo no me gustaría vivir y trabajar solo sin nadie con quien compartir, además de que ¿cómo se sentiría usted si alguien a quien considera su amigo lo abandonara cuando usted más lo necesita?
En fin, que cada uno deberíamos preguntarnos: ¿Qué mundo queremos construir? ¿Uno plagado de antivalores? Ese ya lo tenemos, y nadie podrá decir “yo no sabía”, porque todos hemos visto las consecuencias de ello. Asimismo llegó el covid y terminó de desnudar lo que faltaba por verse. Yo por lo menos no quiero eso, ni para mi familia, amigos, ni para todas las personas que he conocido. Además, ¿qué sentido tiene la vida, si no es para facilitarnos la existencia los unos a los otros?
@viviendovalores
@agusal77
A continuación una anécdota que ilustra bien este punto:
Un huerfanito se encontraba vendiendo periódicos en la calle, cuando un hombre paró a comprarle uno. Mientras buscaba el dinero para pagar preguntó al chiquillo dónde vivía. Él le dijo que vivía en una chocita en la parte baja de la ciudad a orillas del río. Luego le preguntó: "¿Y con quién vives?" Él respondió: "Con Pedro, nada más. Pedro es paralítico y no puede trabajar. Es amigo mío". El hombre se atrevió a decir: "Pues te iría mejor sin Pedro ¿no crees?" La respuesta fue: "No señor, no podría vivir sin Pedro. No tendría a nadie esperándome en casa. Asimismo no me gustaría vivir y trabajar solo sin nadie con quien compartir, además de que ¿cómo se sentiría usted si alguien a quien considera su amigo lo abandonara cuando usted más lo necesita?
En fin, que cada uno deberíamos preguntarnos: ¿Qué mundo queremos construir? ¿Uno plagado de antivalores? Ese ya lo tenemos, y nadie podrá decir “yo no sabía”, porque todos hemos visto las consecuencias de ello. Asimismo llegó el covid y terminó de desnudar lo que faltaba por verse. Yo por lo menos no quiero eso, ni para mi familia, amigos, ni para todas las personas que he conocido. Además, ¿qué sentido tiene la vida, si no es para facilitarnos la existencia los unos a los otros?
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