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Opciones sobre la mesa

Es menester de los comensales de turno que aquellas que funcionen sean las ejercidas. Porque siempre están otras, no las mejores necesariamente… aquellas obligadas por las circunstancias...

  • ELIAS FARACHE S.

07/12/2021 05:02 am

El domingo 5 de diciembre, el presidente de Israel, Isaac Herzog, ha vuelto a copar los titulares de la prensa israelí y de aquella interesada en el tema de Irán. Por segunda semana consecutiva, es la figura de los titulares.

La figura de la presidencia de Israel es relativamente decorativa. Depende de quien la ejerza, radica su importancia e influencia. Shimon Peres, por ejemplo, fue un muy influyente presidente aun cuando sus facultades reales fueran más mediáticas que vinculantes. Herzog es una persona de abolengo, prestigio y criterio.

El padre de Isaac Herzog, Chaim Herzog, fue también presidente del Estado de Israel. Su abuelo, Haim Halevy Herzog, fue Gran Rabino de Israel. Su tío político, Abba Eban, un legendario canciller de Israel en los primeros años del estado.

Isaac Herzog recibía las credenciales del nuevo embajador de Estados Unidos de América en Israel. Un embajador amigo de un país amigo, en medio de una situación que angustia a Israel: las negociaciones con Irán respecto a la carrera nuclear de este país.

El sentido común nos dice que Irán no ha de perseguir una capacidad nuclear con fines bélicos, aquellos tendientes a eliminar a Israel del mapa. Esa intención traba su carrera nuclear, y un conflicto con Israel no deja lugar para vencedores, solo vencidos. Pero el sentido común es algo escaso, menos aún en la zona en cuestión. Las declaraciones de altos funcionarios de Irán, ahora y en el pasado, no son aquellas que alientan la tranquilidad de Israel. Menos aún si ya los judíos saben lo que significa su destrucción masiva y sin ningún tipo de arraigo con el sentido común que presuntamente debe regir la conducta de los seres humanos.

Siendo esta la situación, Israel debe expresar su preocupación y denunciar las intenciones de Irán. Ello puede enfrentarse con el criterio y con las intenciones de su mejor aliado: Estados Unidos de América. Aunque las garantías de compromiso respecto a la seguridad de Israel son genuinas y sentidas, lo cierto es que cualquier aventura en contra de Israel se resume en víctimas israelíes en primera instancia. E Israel es responsable de su ciudadanía, de su supervivencia.
 
Al recibir las credenciales del embajador de Estados Unidos, Herzog ha dado un mensaje claro. Israel quiere un acuerdo con Irán que garantice que no se desboque en una carrera armamentista cuyo objetivo primario pareciera ser Israel. Pero ese puede no ser el resultado de las negociaciones. Y si el resultado resulta en una amenaza cierta sobre Israel, todas las opciones están sobre la mesa.
 
El término “todas las acciones están sobre la mesa”, es antipático y poco convincente. Al menos en boca de los americanos. Es como enseñar un abanico de posibilidades de las cuales ninguna será ejercida. Mediáticamente tiene su efecto, en la práctica, es muy limitado.

Herzog ha hecho la diligencia correcta. Ha expresado lo que el Ejecutivo de Israel no ha hecho, o no pudo hacer todavía. Ha señalado, con elegancia y sin mayor interés que el de la propia seguridad de Israel y sus ciudadanos, el legítimo derecho de Israel a su defensa ante cualquier amenaza, por encima de amistades e intereses que, ante una amenaza vital, son mucho menos que secundarios.

Las opciones están sobre la mesa. Es menester de los comensales de turno que aquellas que funcionen sean las ejercidas. Porque siempre están otras, no las mejores necesariamente… aquellas obligadas por las circunstancias.


eliasfaraches@gmail.com 
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