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Para el futuro

No funcionan las promesas reivindicativas y las ofertas populistas frente a una masa, hundida en sus carencias y privaciones, que parece ya estar “curada de eso”. Algo parecido a lo que ocurrió recientemente en Argentina...

  • JOSÉ SANTIAGO NUÑEZ GÓMEZ

27/11/2021 05:02 am

Las elecciones del 21N han producido un resultado contrario a la lógica de una democracia liberal: el PSUV ganó perdiendo, sus candidatos ganaron en la mayoría de los cargos en la liza electoral (gobernadores, legisladores regionales, alcaldes y munícipes), no obstante que se produjo un nuevo retroceso del acervo de votantes favorables a las propuestas de éste y un virtual éxito de la oposición, si se suman los votos obtenidos por los nominados por las distintas coaliciones que presentaron candidatos alternativos. Y eso dejando a un lado a la abstención y a la diáspora. Ciertamente la observación electoral internacional llegó a mencionar el uso abusivo por el Gobierno de los recursos del Estado. En un audio que circuló el domingo, un candidato del Gobierno postulaba que los empleados públicos había que llevarlos nariceados a votar por él. Pero esa “observación” no da como para que llegue a mencionar que el Gobierno financia un gigantesco activismo político, incluyendo la Milicia, el cual bien puede representar más de la mitad de los votos obtenidos por sus candidatos. En definitiva, el grupo de políticos nucleados en el PSUV, que han destruido el país y han llevado a la miseria a la inmensa mayoría de su población, gana con su “primera minoría”, incluido el voto “amarrado”.

Así, el triunfo del chavomadurismo se explica por su capacidad de movilización, corrupta o legitima. Destaca en esto el significativo triunfo en Caracas de una candidata tan insípida como Carmen Meléndez, vencedora sobre candidatos de la oposición que, por cierto, derrocharon ofertas a cual más demagógica. No funcionan las promesas reivindicativas y las ofertas populistas frente a una masa, hundida en sus carencias y privaciones, que parece ya estar “curada de eso”. Algo parecido a lo que ocurrió recientemente en Argentina; allí alcanzó para derrotar al gobierno peronista.
 
Son dos las condiciones para revertir el absurdo proceso político venezolano: la formulación de un programa realista y coherente, que represente un camino de superación de las inmensas carencias que hoy tiene y sufre el país; y, como decíamos en la “entrega anterior” salir a patear el país, a hacer política en cada barrio, en cada urbanización, en cada municipio, en cada estado, en cada gremio y en casa sindicato.

SANTINUNEZ@Yahoo.com
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