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Solidaridad y confianza

En todos los equipos, la solidaridad y la confianza se crean y se destruyen. Está en el ADN de las relaciones humanas

  • ECCIO LEÓN R.

27/10/2021 05:00 am

Una de las ventajas que se tienen en consideración en una sociedad son los valores para convivir. Sin embargo, hace falta conocer cómo funciona la solidaridad y la confianza, con la finalidad de aprender a compartir. De esta manera, la sociedad se vuelve menos egoísta y se puede conocer más acerca de las necesidades que se presenten.

La solidaridad y confianza es un tema candente. Hoy más que nunca, y cada vez con mayor frecuencia, se considera un activo fundamental para evitar el trabajo aislado, fomentar la colaboración, reforzar el trabajo en equipo, aumentar el compromiso y gestionar el interminable proceso de cambio.

Cuando hay solidaridad y confianza, las personas dan un paso al frente de manera voluntaria y trabajan de forma óptima, conjunta y eficiente. Adoptan un propósito común, asumen riesgos, piensan de forma creativa, se ayudan mutuamente, y se comunican de manera abierta y sincera. Cuando no la hay, las personas compiten, acaparan la información, no asumen riesgos.

En todos los equipos, la solidaridad y la confianza se crean y se destruyen. Está en el ADN de las relaciones humanas. La Solidaridad y confianza son valores especialmente vulnerables durante los periodos de rápido crecimiento o cambio, o cuando se trata de un equipo virtual.

No es ningún secreto que la solidaridad y la confianza son los activos más deseados y necesarios en el trabajo de equipó. Sin embargo, pese a la importancia, la necesidad y la demanda de una confianza más sólida, los equipos tienen dificultad para desarrollarla y mantenerla a largo plazo.

Hay una fábula que cuenta de un incendio en el bosque y los animales despavoridos huyendo aterrados del peligro, tratando de salvarse a sí mismo. El mono que iba más arriba, saltando en rama en rama, ve de reojo a un colibrí que lo pasa volando en dirección al incendio y sorprendido le grita: ¡Epa amigo! ¿Qué estás haciendo? ¿No ves que todo se está quemando? El colibrí con el piquito lleno de agua le responde: Estoy buscado agua en el río para apagarle incendio. El mono riéndose le dice: ¿Amigo tú crees que con ese poquito de agua que llevas en el piquito, vas a poder apagar el incendio del bosque? Y el colibrí le responde: La verdad no sé si voy a poder apagarlo, pero mi única opción, es cumplir con mi deber. Es habitual escuchar que la diferencia la hace la actitud que asumimos frente a las distintas circunstancias. La actitud ante los nuevos desafíos, durante las situaciones de crisis, en los momentos de incertidumbre, frente a los procesos de cambio. Desde mi perspectiva hay una actitud fundamental “El poder de la solidaridad y la confianza”.

Nuestros sueños y nuestros objetivos más audaces empiezan a tomar vida en el momento en que declaramos nuestra solidaridad y compromiso con su realización y comenzamos a ejecutar acciones concretas. Damos los primeros pasos e iniciamos el camino de crear un nuevo futuro. Dos elementos se combinan para poner en marcha este proceso: la convicción de que es posible generar una nueva realidad y el compromiso con su realización solidaria y de confianza.

Es el compromiso que asumimos el que pone en movimiento los mecanismos del cambio y la transformación, cualquiera que sea el mismo, tanto a nivel personal o laboral. La iniciativa y la acción efectiva surgen de una actitud de profundo compromiso con algo que se quiere lograr. El compromiso genera acción, pero es a su vez una acción en sí mismo. Realizamos la acción de comprometernos. El compromiso no acontece hasta que una persona lo declara y acciona en forma consecuente. El individuo a través de su acción comprometida comienza a construir un mundo solidario y de confianza diferente.

Este compromiso tiene a su vez dos aspectos particulares. Uno está relacionado con la acción, el trabajo constante, con el empeño y la persistencia para avanzar más allá de las dificultades. La otra cualidad del compromiso está vinculada con la disposición interna, con la conexión profunda que tenemos con nosotros mismos cuando estamos comprometidos con algo que consideramos trascendente.

Este estado de “estar comprometidos” lo podemos sentir corporalmente. Toda persona que en uno o más momentos de su vida ha trabajado comprometida y apasionadamente, sabrá y podrá reconocer a qué me estoy refiriendo. Esta sensación de compromiso se expresa en nuestro estado de ánimo, en el entusiasmo, en las ganas y en la disposición para encarar nuevos desafíos.

Es la capacidad que tienen las personas de apoyar a otras en situaciones difíciles. De este modo, se pueden encontrar soluciones viables. Asimismo, les permite a las personas tener grupos donde apoyarse y buscar ayuda en los casos que sean necesarios. Así, cuentas con la oportunidad de brindar auxilio a personas necesitadas. Muchas personas al conocer cómo funciona la solidaridad que solo deben serlo con aquellos que conocen. Sin embargo, este valor se multiplica y puede ser llevado incluso a aquellas personas con las que casi no tenemos trato. Los vecinos y las personas en la calle suelen tener muchos problemas y ayudarlos hará que no se sientan tan perdidos.

Tener una persona que te apoye sin importar el estado de ánimo puede generar que las personas lo hagan en su entorno y se gane la confianza y que si hay posibilidades de ser mejores. En fin, conocer cómo funcionan la solidaridad y la confianza, no solo ayuda a ser mejor persona, ya que podemos ganar confianza en nosotros mismo. Estos son de los valores más importantes que debe fomentar en la educación para evitar el desinterés y el egoísmo de las personas. La solidaridad confianza y el compromiso hacen que la sociedad sea mucho mejor.

Eccio Leon

@el54r
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