Espacio publicitario

EEUU y China: claridad, estratégia y eficiencia

Mientras China persigue el objetivo preciso de convertirse en el número uno para el 2049, Estados Unidos se ha transformado en un lugar impredecible. Impredecible e ineficiente...

  • ALFREDO TORO HARDY

27/10/2021 05:04 am

La consistencia estratégica juega un papel fundamental dentro de la competencia que mantienen China y Estados Unidos. Dicha consistencia se traduce en un curso de acción sostenido en la persecución de objetivos claros. Ello no sólo implica la presencia de un mapa de ruta sino la capacidad para evitar la distracción.

De entrada, Estados Unidos se haya en desventaja en este campo. Como la superpotencia establecida, dicho país se encuentra geopolíticamente involucrado en diferentes escenarios de manera simultánea. Su doctrina militar se asienta en la capacidad de proveer respuesta a cualquier amenaza que surja en cualquier lugar del mundo. En función de la misma, las fuerzas militares estadounidenses disponen de seis comandos de combate regionales distribuidos en los distintos puntos de planeta, así como de 750 bases militares diseminadas en ochenta países. Esto último incluye contingentes militares absolutamente innesesarios en países como España, Alemania, Reino Unido e Italia. Sus riesgos de distracción y dispersión resultan por tanto elevados. De hecho, en años pasados Estados Unidos estuvo a punto de irse por la tangente y adentrarse en una guerra absolutamente innecesaria con Irán.

A la inversa, con ambiciones geopolíticas más localizadas y cercanas a casa, China resulta más proclive a mantenerse en foco y a circunscribir sus acciones a un sentido de propósito definido. En tal sentido, el grueso de sus fuerzas militares se concentra en los llamados "mares cercanos". A la vez, sus objetivos han sido plasmados de manera precisa. Para 2049, centenario de la fundación de la República Popular, China aspira a alcanzar una prominencia acorde a su pasado glorioso. Proyectos como el del Sueño Chino de Rejuvenecimiento Nacional o el Hecho en China 2025, convergen en definir metas concretas que deberán haber sido alcanzadas para esa fecha. El compás estratégico de China es nítido.

Kevin Rudd, ex Primer Ministro de Australia, captaba bien esta diferencia de compás estratégico: “Desde el fin de la Unión Soviética ha habido poca dirección estratégica en la idea de Occidente y en los elementos centrales de la democracia liberal. China, por el contrario, marcha con paso firme hacia la realización del destino que se ha trazado. China dispone de una estrategia clara. Occidente no tiene ninguna” (“Xi Jinping offers a long-term view of China’s ambition”, Financial Times, October 23, 2017).

Durante su confrontación con la Unión Soviética, en efecto, Occidente y muy particularmente Estados Unidos dispusieron de un claro rumbo estratégico. Este vino determinado por el componente ideológico. Esta nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China no responde sin embargo a elementos ideológicos. El régimen chino no busca venderle a nadie las virtudes del comunismo. Ni siquiera a su propia población. La nueva identidad china se mide por la capacidad de proveer resultados. En tal sentido, la emergente Guerra Fría con Washington se plantea en términos de eficiencia. En la eficiencia que sepan mostrar sus dos modelos, uno autoritario y el otro democrático, para responder a los retos planteados.

Para Estados Unidos ello representa la peor de las opciones posibles, pues encuentra al país en medio de una crisis institucional profunda que ha hecho de su modelo un paradigma de disfuncionalidad. Estados Unidos se ha transformado, efectivamente, en una sociedad fracturada en la que sus divisiones se han vuelto irreconciliables. En el pasado, tales divisiones se planteaban a un nivel vertical en el que el anverso de cada posición encontraba su reverso, pero en donde anversos y reversos interactuaban sin proyectar identidades definidas. En la actualidad, en cambio, tales divisiones se han fusionado con las identidades partidistas, desatando un profunda polarización. Dos sociedades enfrentadas coexisten lado a lado buscando destruirse. El país evidencia, como consecuencia, una gigantesca fractura horizontal que está tornando cada vez más inoperativas a sus instituciones. Así las cosas, un modelo democrático pero absolutamente disfuncional se muestra creciente incapacitado para competir en términos de eficiencia con un modelo autoritario pero con alta capacidad de respuesta.

Mientras China persigue el objetivo preciso de convertirse en el número uno para el 2049, Estados Unidos se ha transformado en un lugar impredecible. Impredecible e ineficiente. Mientras es imposible determinar en que dirección se dirige su sociedad a mediano plazo, es claro que el país continuará cambiando de rumbo con cada cambio de inquilino en la Casa Blanca. Mientras cada nueva manifestación de claridad estratégica y eficiencia fortalecerá a China, cada nueva evidencia de distracción estratégica y disfuncionalidad no hará más que debilitar a Estados Unidos.

altohar@hotmail.com    
Siguenos en Telegram, Instagram, Facebook y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones
-

Espacio publicitario

Espacio publicitario

Espacio publicitario

DESDE TWITTER

EDICIÓN DEL DÍA

Espacio publicitario

Espacio publicitario