En Maracaibo estamos en el centro, en el corazón del gran territorio, al norte de Suramérica donde el Libertador soñó la gran nación que descollara por sus logros y el nivel de vida de sus habitantes entre los países del mundo. Aquí planteo Bolívar que estaría la Capital.
El nacimiento como República libre de Nueva Granada y Venezuela, está signada por batallas que nacieron de relaciones de fraternidad y de lucha entre los prohombres de nuestras patrias. El vínculo es indisoluble. Es permanente. La necesidad de la unión en todas las áreas lo manda la geografía, la historia, los propios grupos sociales vecinos que se mueven en las fronteras y hacia el centro y toda la periferia de nuestras naciones.
Cuando la lucha política se hace dura y los intereses empujan hacia el mal uso de esa vecindad para el irrespeto, para el golpe artero, para la confrontación fratricida, nos corresponde recordar. Atanasio Girardot y Antonio Ricaurte deben venir a nuestra memoria para que nadie piense en cosa distinta que en la construcción, la lucha conjunta por los intereses de nuestros países, de los hombres y mujeres de ambas naciones que son en realidad la patria.
Está cerrada la posibilidad de un enfrentamiento entre venezolanos y colombianos. Es decir, entre colombianos de Nueva Granada y colombianos de Venezuela, como debimos ser siempre, como lo suplicó muriendo el Padre Libertador en Santa Marta. Es necesario que esto lo revise la élite neogranadina, los Bolivarianos de Venezuela todos lo tenemos claro.
Venezuela y Colombia no tenemos otro camino que respetarnos, para hacer las cosas que nos correspondan en función de los ideales de libertad, de autodeterminación, de felicidad de nuestros pueblos. A los buenos objetivos y no a planes de intervención, menos a fuerzas transnacionales que sólo buscan la destrucción.
Dios guarde siempre en nosotros el recuerdo de Nariño, de Bolívar, la memoria de la flota Gran Colombiana comandada por Padilla el Costeño Neogranadino con Manrique, el llanero venezolano en tierra. El amor y el respeto es el destino de Colombia y Venezuela, una sola patria en Bolívar.
fariascardenas@gmail.com
El nacimiento como República libre de Nueva Granada y Venezuela, está signada por batallas que nacieron de relaciones de fraternidad y de lucha entre los prohombres de nuestras patrias. El vínculo es indisoluble. Es permanente. La necesidad de la unión en todas las áreas lo manda la geografía, la historia, los propios grupos sociales vecinos que se mueven en las fronteras y hacia el centro y toda la periferia de nuestras naciones.
Cuando la lucha política se hace dura y los intereses empujan hacia el mal uso de esa vecindad para el irrespeto, para el golpe artero, para la confrontación fratricida, nos corresponde recordar. Atanasio Girardot y Antonio Ricaurte deben venir a nuestra memoria para que nadie piense en cosa distinta que en la construcción, la lucha conjunta por los intereses de nuestros países, de los hombres y mujeres de ambas naciones que son en realidad la patria.
Está cerrada la posibilidad de un enfrentamiento entre venezolanos y colombianos. Es decir, entre colombianos de Nueva Granada y colombianos de Venezuela, como debimos ser siempre, como lo suplicó muriendo el Padre Libertador en Santa Marta. Es necesario que esto lo revise la élite neogranadina, los Bolivarianos de Venezuela todos lo tenemos claro.
Venezuela y Colombia no tenemos otro camino que respetarnos, para hacer las cosas que nos correspondan en función de los ideales de libertad, de autodeterminación, de felicidad de nuestros pueblos. A los buenos objetivos y no a planes de intervención, menos a fuerzas transnacionales que sólo buscan la destrucción.
Dios guarde siempre en nosotros el recuerdo de Nariño, de Bolívar, la memoria de la flota Gran Colombiana comandada por Padilla el Costeño Neogranadino con Manrique, el llanero venezolano en tierra. El amor y el respeto es el destino de Colombia y Venezuela, una sola patria en Bolívar.
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