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El virus del Covid-19 y el Nuevo Orden Mundial

Todavía es prematuro diseñar el nuevo orden internacional post-pandemia donde las instituciones nacionales e internacionales tendrían que adaptarse a la nueva realidad...

  • JULIO CÉSAR PINEDA

21/10/2021 05:04 am

La geopolítica mundial ante situaciones disruptivas como fueron la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la caída del Muro de Berlín, la crisis económica y financiera de comienzo del siglo XX, y especialmente la pandemia del Covid-19 han configurado nuevas realidades con nuevos desafíos, con respuestas al imperativo de la vida, el desarrollo, y al progreso técnico y científico. Todavía es prematuro diseñar el nuevo orden internacional post-pandemia donde las instituciones nacionales e internacionales tendrían que adaptarse a la nueva realidad. Teóricos como el italiano Luigi Ferrajoli están promoviendo ante el fracaso de las naciones frente a la pandemia, una Constitución de la Tierra con coercibilidad de organizaciones supranacionales particularmente con competencia en salud y educación.

Fuimos testigos de la desaparición del comunismo soviético y del resurgimiento de la democracia en toda Europa con el triunfo del Estado social y de derecho. Con la eliminación del enemigo y la disolución del Pacto de Varsovia, también se clausuró la Unión Atlántica y se incrementó la diferenciación de cada Estado. Esta semana lo hemos comprobado con el diferendo entre Polonia y la Unión Europea. Varsovia quiere desconocer la competencia del Derecho Constitucional Europeo, para aplicar sus propias leyes, lo cual pretende invalidar el Tratado de Lisboa del 2009. La migración, entre ellas las causadas por la crisis climática, igualmente divide a los europeos, así se demostró en las recientes elecciones de Alemania donde a pesar del excelente gobierno de Angela Merkel, la oposición aprovechó los dividendos del nacionalismo. La salida del Reino Unido con el Brexit ha acercado Londres a Washington y a sus aliados en el Pacífico, Australia y Nueva Zelanda, alejándolo de París y Berlín, todo conduce a un nuevo tablero en el ajedrez político del Occidente, donde el occidente “no es verdaderamente occidental aunque se declare, no oriental, distinto a la geografía euroasiática que abarca desde Moscú hasta Pekín y opuesto al mundo islámico donde la variable radical lo visualiza como enemigo y distante de África”. En este cuadro de simbiosis euroasiática, la Unión Europea también se acerca a Israel y a Palestina para una solución definitiva, y presiona para un diálogo con Irán y el nuevo gobierno de los talibanes en Afganistán, sin olvidar sus vínculos con Latinoamérica.

Kabul con la derrota de Estados Unidos y la OTAN, y su espíritu de negociación plasmado en los Acuerdos de Doha en Qatar, pareciera un punto de referencia para el nuevo orden mundial donde, se perfilan claramente las cuatro potencias hegemónicas del mundo de hoy: los intereses económicos de China, estratégicos de Rusia, militares de Estados Unidos y comerciales de la Unión Europea. Lo mismo, ha sucedido con los centros de poder regional por las actitudes de India y Pakistán en una permanente confrontación respaldada por armas nucleares y en lo estratégico de Afganistán (por el territorio de Cachemira), pero también los intereses ideológicos con la variable religiosa del Islam entre Irán y Arabia Saudita. Los islamismos con su guerra santa “yihad” se han ramificado con la orientación nacionalista de Al Qaeda e ISIS y las expresiones nacionalistas como las de los talibanes. Estos han preferido para su país una constitución monárquica resucitando la de 1964 del Rey Mohammed Zahir Shah (vigente entre 1964 y 1973) con un Estado teocrático donde se otorgaba a las mujeres el voto y se reconocían los derechos fundamentales, aunque le han asignado carácter interino a la misma, ratificando dejar de lado los artículos que vayan en contra de sus principios y la sharía o ley islámica. Esta carta magna ya había sido puesta en vigencia por el gobierno afgano del Presidente Hamid Karzai, con la supresión del modelo de gobierno monárquico hasta la Constitución definitiva de 2004. El nuevo orden jurídico comenzó a regir el pasado 15 de agosto cuando los talibanes tomaron el poder y el presidente Ashraf Ghani huyó de la capital.

La gripe española y la Primera Guerra Mundial terminaron con los imperios, pero el intento fallido de la Sociedad de las Naciones en 1919 en Ginebra, promovió el desorden internacional que generó la Segunda Guerra Mundial y que aún hoy en el Medio Oriente se expresa con una geografía absurda diseñada por las potencias de la época, Francia e Inglaterra y posteriormente animada por Rusia y Estados Unidos. La Segunda Guerra Mundial derrotó el totalitarismo nazi y japonés, facilitó un orden bajo la protección de las dos súper potencias que lograron el control del arma atómica, a saber, Rusia y Estados Unidos. Lo apocalíptico del arma nuclear de Hiroshima y Nagasaki obligó a la doctrina de un orden garantizado por la Destrucción Mutua Asegurada (MAD). El final de la Cortina de Hierro y la fortaleza de la Unión Europea condujo de la unipolaridad a la multipolaridad y a la preocupación en la síntesis de la justicia y la libertad. El virus que nos tiene locos (Covid-19) como lo denominó en su libro Bernard-Henri Levy ya está tanto en el espacio virtual como en la realidad de cada día diseñando el nuevo orden que tenemos.

Jcpineda01@gmail.com 
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