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¿Diálogo, para qué?

JOSÉ ANTONIO GIL YEPES. Para que alguien de la oposición pueda tener alguna esperanza de éxito dialogando con el actual gobierno, sería necesario que redacte y divulgue la agenda a tratar

  • JOSÉ ANTONIO GIL YEPES

31/05/2018 05:00 am

Otra vez, el gobierno vuelve a plantear un diálogo con opositores. Ese tema ya está muy manido porque siempre ha terminado en nada para la oposición y todo para el gobierno. 

Desde la misma utilización de la palabra diálogo, en vez de negociación, ya se sabe que se trata de que el gobierno está en aprietos y de que necesita comprar tiempo para desinflar las presiones y no de un sincero interés en llegar a acuerdos negociados con quienes no coinciden con las políticas públicas. Este ha sido el enfoque del diálogo desde que Chávez se negó públicamente a llamar negociación a lo que impuso que se llamara “Mesa de Diálogo”, después de su renuncia y regreso en abril de 2002. Resultado, Chávez aparentó voluntad de cambiar sus políticas pero pronto después volvió por sus fueros y con más ahínco. Esta táctica es típica de los extremistas de derecha e izquierda para quienes ceder o negociar equivale a fallas morales, pues su plan es eliminar al contrario, no coexistir con él. 

Para que alguien de la oposición pueda tener alguna esperanza de éxito dialogando con el actual gobierno, sería necesario que redacte y divulgue la agenda a tratar. Pero, si el gobierno la impone, sus puntos ya son conocidos: “sin agenda y sin límite de tiempo”.

Los asuntos de una negociación constructiva empezarían por exigir las promesas incumplidas: liberar a los presos políticos, ayuda humanitaria y reconocer a los poderes públicos (restituir a los diputados de Amazonas, disolver la Asamblea Constituyente, renovar los rectores vencidos del CNE, a los magistrados inconstitucionales del TSJ, y al fiscal y contralor. Los nuevos puntos de agenda serían descentralización, privatización, restablecer el diálogo con los sectores empresariales para reactivar la producción y exportaciones privadas, buscar fórmulas para la sinceración de precios y liberación del cambio, respetar la autonomía y presupuestos universitarios y reprivatizar los medios de comunicación. Sin una agenda de cambio, quien dialogue con el gobierno… “estaría perdiendo el tiempo”. 

@joseagilyepes
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