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¿Cómo va la Unión Europea?

Quisiera destacar especialmente el rol protagónico que ha otorgado la presidenta von der Leyen a los jóvenes como pilar del paradigma de integración

  • DYLAN J. PEREIRA

18/09/2021 05:00 am

El Tratado de Lisboa instituye el Estado de la Unión, un discurso anual de la presidencia de la Comisión a la sesión plenaria de los Eurodiputados. Este año Úrsula von der Leyen, siguiendo la tradición inaugurada en 2010, por el entonces presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, pronunció su segundo discurso sobre el estado de la Unión Europea, que a imagen y semejanza del estado de la Unión de Estados Unidos, realiza un balance del último año, exaltando especialmente los grandes hitos del bloque comunitario, pero también los retos y desafíos más urgentes, así como un dibujo del programa del próximo año.

Es imperante destacar la trascendencia de este evento, pues las iniciativas, regulaciones y/o proyectos que se gesten y promuevan desde el seno de la Comisión Europea afectan a 400 millones de ciudadanos europeos

La presidenta von der Leyen citaba a Robert Schuman uno de los mayores idealistas y padres fundadores de la UE, quien dijo: Europa necesita un alma, un ideal y la voluntad política de alcanzarlo, cuya vigencia es absoluta en un contexto global marcado por la mayor crisis sanitaria del último siglo, cuyo impacto y consecuencias son inmensurables en todo orden.

Por supuesto que los fondos económicos de recuperación europeo, bautizados como NextGenerationEU, estimados en 750 mil millones de euros, han sido un vector en el discurso junto a los esfuerzos regionales y globales de vacunación, bajo la premisa de invertir ahora en la recuperación a corto plazo y en la prosperidad a largo plazo, apelando a la unidad y comunión entre los Estados miembros sentenciando: “Cuando miro a nuestra Unión, sé que Europa superará la prueba.”

Quisiera destacar especialmente el rol protagónico que ha otorgado la presidenta von der Leyen a los jóvenes como pilar del paradigma de integración, y a nuestro criterio como pilar de la transición cuasi metamorfosis que experimenta el orden internacional que debe apuntar hacia un mundo más comprometido con el medio ambiente, con la equidad, la justicia social, la sostenibilidad, los desafíos tecnológicos, la solidaridad y fraternidad universal, así como la profundización de los derechos humanos y de los valores democráticos. La meta, mejorar el futuro.

Se ha prometido una Europa unida en la adversidad y la recuperación. En este sentido se ha destacado un hito global: más del 70 % de la población adulta de la UE está totalmente vacunado, así como la entrega de más de 700 millones de vacunas a más de 130 países. “Nuestra primera prioridad, y la más urgente, es acelerar el proceso de vacunación mundial.”

Sin embargo, el desafío global de vacunación es aún gigantesco; menos del 1 % de las dosis mundiales se han administrado en países de renta baja, agravando la situación sanitaria sobre todo en países del África subsahariana, y América Latina, además de ser un duro reflejo de la injusticia que priva en el ordenamiento sociopolítico y económico a nivel mundial. En este marco, y de cara a reforzar la preparación de la UE y del mundo frente a pandemias se ha delineado la construcción de una Unión Europea de la Salud a través de puesta en marcha de la autoridad HERA que estará dotada de 50 000 millones de euros de aquí a 2027.

En lo económico, a diferencia de la crisis financiera global del 2008, se estima que 19 países se sitúen este año en niveles anteriores a la pandemia, destacando además que el crecimiento en la zona del euro “superó tanto al de Estados Unidos como al de China en el último trimestre.” Claro está que un vector fundamental de este nuevo ciclo económico esta imbricado en el ambicioso proyecto europeo en la lucha contra el cambio climático, cristalizado en el Pacto Verde Europeo necesario para adaptar las políticas de la UE, y en especial del mercado único, en materia de clima, energía, transporte y fiscalidad con el fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030, con miras a que Europa sea el primer continente climáticamente neutro del mundo de aquí a 2050. El papel de la UE en Glasgow en la próxima COP26 será determinante.

La innovación, el sector digital, y la necesidad de canalizar y regular el poder de la inteligencia artificial estuvieron también presentes, presentando la Ley Europea de Chips, que aspira a la soberanía tecnológica de Europa frente a los países asiáticos, similar a lo que el proyecto Galileo representó hace 20 años. Así mismo, buscando rescatar los principios fundamentales de la economía social de mercado que ha construido la UE, sostenida en los derechos sociales como columna vertebral, se ha propuesta una nueva estrategia de cuidados sanitarios europea, así como una redimensión de las políticas fiscales e impositivas, “no como una simple cuestión de finanzas públicas, sino también, y sobre todo, una simple cuestión de equidad.”

Finalmente, además de abordar temas de seguridad geoestratégica, ciberseguridad, la ciberdefensa, los Balcanes, la crisis afgana o las políticas migratorias, nos gustaría resaltar la propuesta que el 2022 sea declarado “año de la juventud europea”; iniciativa que, añadimos, debería replicar América Latina para realmente dotar a nuestra región de un proyecto de integración sincero y creíble con ALMA y sentido de pertenencia.

Dylanjpereira01@gmail.com
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