Con su calva de burócrata gris y su dicción de niño discapacitado, quién pensaría que Carvajal es un especialista en re-contrainteligencia. Pero, si ha podido sortear al Reino de Holanda y al de España, si se le escapó al G2, si ha burlado a tres administraciones gringas que llevan intentando su extradición… debemos admitir que no tiene ni un pelo de tonto.
—¿Quieres que te extradite al Pollo Pelón?
—Oh, yes.
—No. No es: “Oh, yes”, es que si quieres que te extradite al Pollo Pelón.
Cuando vi el rimbombante operativo de su captura -virulento en redes y medios- ejecutado por varios cuerpos policiales, chalecos antibalas, pasamontañas, harta cámara y con aquellos dos escuálidos cooperantes abrazándose emotivamente porque acababan de darle un susto a la pobreza al pegar el kino de Los Más Buscados, debo confesar que me entró un fresquito moral en el corazón y esa noche dormí soñando con un mundo mejor donde la justicia impera.
Pero la quimera duró lo que un sueño en un chinchorro cuando tres jueces me despertaron usando jurisprudencia de primero fue sábado que domingo — lógica procesal tan irrefutable como sospechosa— con el fin de “suspender la materialización de la extradición”. ¿Materialización? De qué hablan, ¿de un conejo en el sombrero?
—Ese señor que se fugó de la justicia, que lo busca la Interpol y la DEA, que se cambió de apellido, que se esconde en distintos apartamentos de lujo con puertas blindadas, pero que no tiene propiedades ni cuenta bancaria… me lo dejan quieto hasta que sepamos por qué no le concedieron asilo hace 3 años.
—¡No contaban con mi astucia!
Cuando un magistrado no sospecha de un mentiroso profesional (así podría definirse: “director de contrainteligencia”) que se fuga y le cambia el apellido a toda la familia; la presunción de inocencia deja de ser un principio jurídico para convertirse en una burla a la justicia.
—¿Y también quieres que te extradite a Alex Saab?
—Oh, yes…
Déjenme reír para no llorar.
@JorgeSayegh
—¿Quieres que te extradite al Pollo Pelón?
—Oh, yes.
—No. No es: “Oh, yes”, es que si quieres que te extradite al Pollo Pelón.
Cuando vi el rimbombante operativo de su captura -virulento en redes y medios- ejecutado por varios cuerpos policiales, chalecos antibalas, pasamontañas, harta cámara y con aquellos dos escuálidos cooperantes abrazándose emotivamente porque acababan de darle un susto a la pobreza al pegar el kino de Los Más Buscados, debo confesar que me entró un fresquito moral en el corazón y esa noche dormí soñando con un mundo mejor donde la justicia impera.
Pero la quimera duró lo que un sueño en un chinchorro cuando tres jueces me despertaron usando jurisprudencia de primero fue sábado que domingo — lógica procesal tan irrefutable como sospechosa— con el fin de “suspender la materialización de la extradición”. ¿Materialización? De qué hablan, ¿de un conejo en el sombrero?
—Ese señor que se fugó de la justicia, que lo busca la Interpol y la DEA, que se cambió de apellido, que se esconde en distintos apartamentos de lujo con puertas blindadas, pero que no tiene propiedades ni cuenta bancaria… me lo dejan quieto hasta que sepamos por qué no le concedieron asilo hace 3 años.
—¡No contaban con mi astucia!
Cuando un magistrado no sospecha de un mentiroso profesional (así podría definirse: “director de contrainteligencia”) que se fuga y le cambia el apellido a toda la familia; la presunción de inocencia deja de ser un principio jurídico para convertirse en una burla a la justicia.
—¿Y también quieres que te extradite a Alex Saab?
—Oh, yes…
Déjenme reír para no llorar.
@JorgeSayegh
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