Los dos eran peores. Ahora hay que lidiar con Pedro Castillo, el peor que ganó. El flamante presidente peruano acaba de nombrar su gabinete y la roncha mayor —porque hay otras relativamente menores— fue Guido Bellido, nombrado Primer Ministro, un cargo delicado pues coordina las relaciones entre el gobierno y las demás fuerzas políticas. Resulta que Bellido es un comunista recalcitrante bajo investigación por apología del terrorismo.
Lo cierto es que el tren ministerial debe ser aprobado por el Congreso y sucede que la oposición al actual gobierno es apabullante, porque cuentan exactamente con los dos tercios necesarios para revocar cualquier decisión al Ejecutivo y, de hecho, todos los voceros de los distintos partidos ya han anunciado que no lo aprobarán. Entonces, ¿por qué Pedro Castillo habría de nombrar a un personaje que evidentemente iba a causar tanto rechazo sabiendo que no tenía los votos en el Congreso?
En principio parecería ser la primera batalla que la democracia va a ganarle a las intenciones totalitarias de transformar la república en una autocracia comunistoide (no nos engañemos, todo marxista va a querer establecer una dictadura), pero hay motivos para desconfiar y estar prevenidos. Primero, si un solo congresista se abstiene, se rompería la mayoría absoluta para una moción de censura. Entonces el Ejecutivo impondrá sus fichas ñáñaras en el gobierno.
Pero si Bellido, quien es un indígena que habla quechua, no es aprobado el gobierno lo usará como un símbolo racista del tradicional “blanquismo limeño” en contra del peruano autóctono y oprimido. Azuzar el resentimiento siempre da dividendos para los dictatoriales malintencionados.
Por último nunca debemos olvidar que detrás de toda esta jugada está “ la mano peluda del líder del partido y autor del plan de gobierno, Vladimir Cerrón” Cerrón, bautizado así en honor a Lenin. La eterna guerra entre democracia y dictadura ha comenzado otra vez.
Cojan palco… y un rosario.
@JorgeSayegh
Lo cierto es que el tren ministerial debe ser aprobado por el Congreso y sucede que la oposición al actual gobierno es apabullante, porque cuentan exactamente con los dos tercios necesarios para revocar cualquier decisión al Ejecutivo y, de hecho, todos los voceros de los distintos partidos ya han anunciado que no lo aprobarán. Entonces, ¿por qué Pedro Castillo habría de nombrar a un personaje que evidentemente iba a causar tanto rechazo sabiendo que no tenía los votos en el Congreso?
En principio parecería ser la primera batalla que la democracia va a ganarle a las intenciones totalitarias de transformar la república en una autocracia comunistoide (no nos engañemos, todo marxista va a querer establecer una dictadura), pero hay motivos para desconfiar y estar prevenidos. Primero, si un solo congresista se abstiene, se rompería la mayoría absoluta para una moción de censura. Entonces el Ejecutivo impondrá sus fichas ñáñaras en el gobierno.
Pero si Bellido, quien es un indígena que habla quechua, no es aprobado el gobierno lo usará como un símbolo racista del tradicional “blanquismo limeño” en contra del peruano autóctono y oprimido. Azuzar el resentimiento siempre da dividendos para los dictatoriales malintencionados.
Por último nunca debemos olvidar que detrás de toda esta jugada está “ la mano peluda del líder del partido y autor del plan de gobierno, Vladimir Cerrón” Cerrón, bautizado así en honor a Lenin. La eterna guerra entre democracia y dictadura ha comenzado otra vez.
Cojan palco… y un rosario.
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