Corea del Sur se ha convertido en una potencia cultural. Su influencia en la industria del entretenimiento mundial se extiende a través de varios medios que operan a la vanguardia de los desarrollos culturales en el planeta. Estos resultados devienen de, entre otras cosas, la calidad de sus artistas y productos, los planes de financiamiento a este tipo de actividades, y la exitosa estrategia de marketing. Así lo demuestran éxitos como Gangnam Style, Baby Shark, y el reconocimiento global de artistas como Youn Yuh-jung y los chicos de BTS, entre otros.

El flujo interminable de creatividad de Corea del Sur es el resultado de una presentación inteligente y de unas condiciones de mercado favorables, promovidas por una acción responsable de gobierno que ha realizado considerables inversiones en las industrias culturales desde finales de la década de 1990. De hecho, este país asiático es el fiel ejemplo de trabajo serio y tesonero en la elaboración de estrategias de poder blando que muchos países en el mundo han intentado emular.

Esta Ola Coreana no es resultado de la casualidad, la suerte o el designio de la naturaleza que permitió el acceso a innumerables factores productivos. Es del esfuerzo general de un país para lograr las condiciones necesarias que permitieran superar situaciones excepcionales, entre las cuales se incluyen: 1) una gran crisis económica, 2) la proximidad cultural y geográfica a dos grandes potencias —China y Japón—, 3) una escritura y un idioma únicos, 4) una larga historia de invasiones y sometimiento por parte de poderes imperiales, y 5) constituir el hogar de los principales productores de tecnología de consumo.

En este orden, desde 2009, Corea del Sur ha competido con China, Japón y Corea del Norte por el reconocimiento de artículos culturales similares. Algunas listas que tenían una vida limitada como tradiciones locales en el pasado ahora sirven para definir a Corea como una nación exitosa. De esta manera, 21 artículos culturales coreanos registrados en la UNESCO. La importancia de este reconocimiento se demuestra cuando Corea del Sur reconoce la preparación del kimchi, las buceadoras en la provincia de Jeju y la canción popular Arirang, solo después de que persiguió con éxito su inclusión en la lista UNESCO.

La Ola Coreana impulsa el poder blando global de Corea del Sur, permitiendo un acceso más fácil a los mercados de consumidores extranjeros. Su éxito debe servir de ejemplo para que otros países aumenten su influencia en el mundo, superando las dificultades locales, abrazando las diferencias y promoviendo la participación de todos los integrantes de la sociedad. En la actualidad, cuando los datos se convierten en el recurso más importante en el planeta, el poder blando transciende fronteras, facilita puentes, promueve el dialogo y permite el entendimiento mutuo.

@zerpasad