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¿Y ahora qué?

JOSÉ ANTONIO GIL YEPES. Regresemos al reto que nunca hemos cumplido: organizar, coordinar y movilizar a todos los sectores democráticos para implantar un modelo de país para todos

  • JOSÉ ANTONIO GIL YEPES

24/05/2018 05:00 am

Al no votar, la oposición se quedó sin opciones. Ahora abundan mensajes sugiriendo que, visto el ventajismo del gobierno, su renovación no se daría por vía electoral. Las alternativas serían expresiones de fuerzas internas: de calle, militar o ambas; y presiones internacionales: bloqueo económico, sanciones personales o una fuerza multilateral. Si bien se pueden entender muchos argumentos para llegar a esta conclusión, sería preferible evaluarla a la luz de experiencias de otros países. 

Para tener una fuerza de calle contundente, se necesita una organización pluralista, creíble y una estrategia compartida que trace una ruta clara. Esta opción es poco probable vista la atomización de los partidos de oposición, su falta de articulación con otros sectores y escasa identificación del público con dichos partidos. Tendría que prosperar la opción del Frente Amplio, el equivalente de lo que he llamado la MUD Ampliada, y el foco de ese Frente tendría que incluir la movilización política y el ocuparse de los problemas de la gente. Por su parte, los actos de fuerza militar casi nunca conllevan a una democracia porque nadie que asalta el poder lo reparte. 

En cuanto a las presiones de los países occidentales, tendrían éstas que ser más fuertes que bloqueos económicos o sanciones personales. Las estadísticas sobre la efectividad de estas medidas para cambiar regímenes no las avalan. Tendrían que añadirse presiones militares que no son probables ni en casos más graves como Corea del Norte. 

En nuestro caso, se añade un factor adicional que disminuye el efecto inconcluso de las sanciones: el apoyo al gobierno venezolano de Rusia, China, India, Japón, Irán y Turquía; países muy interesados en explotar nuestros recursos naturales y algunos en hacer geopolítica contra EEUU, sin que este último pueda sacarlos sino que, más bien, su antagonismo inconcluso los invitaría a entrar en el juego. Entonces regresemos al reto que nunca hemos cumplido: organizar, coordinar y movilizar a todos los sectores democráticos para implantar un modelo de país para todos. ¿Qué más realista que haber aprovechado el 80% de votos en contra? 

@joseagilyepes
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