Caracas.- Sin tantas novedades en lo político, con lo social en un deterioro continuo, y con lo económico en una pulseada entre lo superficial y lo profundo; esta especie de calma transitoria, nos permite mirarnos hacia adentro de nosotros mismos, como estado, como nación, como pueblo y como sociedad. Preguntarnos si realmente, la mayoría de nosotros está satisfecha con el tipo de vida que tenemos; si estamos comprometidos con el gobierno y esta guerra que mantiene con casi todo el mundo (con pocas excepciones), y si estamos dispuestos a seguir en el rumbo en el que vamos, que día a día nos va mostrando que mañana, siempre, será peor que hoy.

El planteamiento anterior es importante, pues si estamos de acuerdo, aguantaremos lo que haya que aguantar –tipo el sitio de Leningrado- poniendo al servicio de la revolución y de su causa, todo lo que tengamos, inclusive nuestra vida y la de nuestros hijos. Que por cierto pareciera ser la expectativa del liderazgo revolucionario.

Ahora, si no estamos de acuerdo –como parece ser nuestro caso, con más del 80% de rechazo a lo que estamos viviendo- entonces deberemos, como sociedad, buscar el cambio desde las bases, y hacerle saber al liderazgo, que por este camino no es…que queremos algo diferente, más bonito, con esperanzas, y que nos arranque una sonrisa cada vez que pensemos en el futuro.

Político

Hay grupos de oposición, que consciente o inconscientemente, ya pertenecen al ecosistema del chavismo. Y eso se nota en que le encuentran más defectos a Guaidó que al gobierno; en que apoyan e impulsan la participación en las elecciones del 6D -en contra de la UE, del Grupo de Lima, de EEUU, y de los opositores que realmente están opuestos- y que simplemente no tocan los temas diarios como la gente comiendo de la basura, o la pérdida de casi todos los servicios públicos, y lo más evidente de todo, que es haber destruido, hasta casi la extinción, la cuarta empresa petrolera más grande del mundo. Por no mencionar los pedidos estentóreos a los venezolanos para que le pidan a los EEUU que levanten las sanciones.

Social

Nuestra pirámide socioeconómica se ha aplanado, y su base se ha ensanchado, más que nunca antes en el pasado. La vuelta a la normalidad segmentada por el 7+7 plus, ha hecho que aquellos que viven de lo que consigan día a día, que es la gran mayoría, se encuentren que el país en el que algo podían conseguir, ya no está más. Que el que se encontraron después de la cuarentena, tiene muchos negocios cerrados, menos gente en las calles, y menos oportunidades; más un temor generalizado, de ser posible fuente de contagios.

Económico

El espacio que se ha ido abriendo el dólar en efectivo en la economía venezolana, en realidad se desarrolló con la anuencia del estado, desde el mismo presidente considerándolo una solución, hasta los diferentes entes regulatorios en finanzas, Sudeban y BCV. Y ya no tiene vuelta atrás. Ha crecido tanto, y su volumen es tan grande (3 mil millones de dólares dicen algunos) que ha permitido que la banca desarrolle el nuevo negocio de la custodia, y que algunos de ellos inviten a bancarizarlos. Pero eso fue solo la primera etapa; inercial, podríamos llamarla. La nueva, la que viene ahora, cuya punta de lanza son los cajeros dispensadores de dólares, incluirá la transaccionalidad digital, el otorgamiento de créditos, y hasta la intervención del estado vía algún sistema de compensación, y porque no, hasta le podrían imponer un encaje legal. Pero que a nadie se le ocurra utilizar alguno de esos dólares que andan circulando, para hacer un pago fuera del país, porque podría encontrarse con una sorpresa desagradable. Todo lo que ocurre en Venezuela, se queda en Venezuela.

Internacional

Debemos aprender de la experiencia boliviana, no solo por tantos años de revolución de izquierda con un manejo económico impecable, sino también de su sistema político y de su institucionalidad; que cuando tuvo que enfrentar y frenar un abuso de poder, lo hizo exitosamente, y cuando tuvo que enfrentar, un año después, un proceso electoral transparente, también lo hizo; y hoy ya tienen un nuevo presidente, sin ningún tipo de discusión interna o externa. Y lo más importante, es que durante ese año que el intento autoritario les hizo perder, las instituciones funcionaron y el país siguió organizado, sin un solo riesgo de ingobernabilidad. ¡Un verdadero ejemplo!

Recomendación

· Al gobierno, que no solo escuche a los que están de acuerdo con ellos, sino que, especialmente, escuche a las voces y consejos disidentes, de adentro, y desde el exterior

· A la dirigencia de la oposición, que ponga a la gente a soñar, y les muestre la Venezuela que queremos y podemos ser. No todo tiene que ser “mala onda”

· A los empresarios, que se alejen de los temas políticos, porque de eso no saben, y lo hacen mal. No deben olvidar que las sanciones no son contra ellos, y que frente a cada traba que encuentren, siempre habrá una excepción de la Ofac