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China toma la delantera en el tablero económico mundial

Ultiman un nuevo plan quinquenal para estimular el consumo

  • Diario El Universal

27/09/2020 11:30 am

Caracas.- La economía china es la gran excepción este año entre los principales mercados globales, devastados por la pandemia de covid-19. El FMI prevé una contracción mundial del 4,9% en 2020, que será de un -8% en Estados Unidos y se precipitará a un -12,8% en España.

Pero en China, el efecto del coronavirus parece haber quedado ya atrás, según el reporte del diario el País, su recuperación ha llegado antes y más rápido de lo que calculaban los más optimistas.

Los expertos del FMI prevén que su PIB aumentará un 1%. Muy lejos del 6% al que aspiraba Pekín antes de que estallara la crisis, pero todo un cambio con respecto al panorama del primer trimestre, cuando su economía se contrajo un 6,8%, un motivo de satisfacción para los dirigentes chinos, que pueden presumir de gestión ante sus ciudadanos.

Hablan los indicadores
Según la reseña, la curva del PIB de China ya dibuja la ansiada recuperación en V que de momento escapa al resto de los países. La inversión en activos fijos aumentó en agosto un 9,3% frente al 8,3% del mes anterior, y la producción industrial un 5,6% desde el 4,8% de julio. Los principales grupos inmobiliarios registraron un aumento del 30,7% en compraventa de viviendas. La de automóviles, un 6%. Hasta las salas de cines, que el 26 de septiembre ampliarán su capacidad a tres cuartos del aforo, ya sitúan su cuota de ingresos al 90%.

Otros indicadores también apuntan a una actividad en los niveles previos, o incluso superiores, a los de la pandemia: el consumo eléctrico, que se había desplomado durante el parón de febrero y marzo, creció un 0,5% en los nueve primeros meses del año con respecto al mismo periodo de 2019.

La clave ha sido, en primer lugar, el rápido control de la pandemia, luego de unos inicios desastrosos, el gobierno decretó duras medidas de confinamiento, sin precedentes en la historia reciente y que en otro país hasta entonces hubieran sido impensables. En abril, casi tres meses después de imponerlo, se levantaba el bloqueo de Wuhan; este septiembre, según los datos oficiales, todo el país ha cumplido más de un mes sin infecciones locales, lo que permite una vida prácticamente normal.

Además, Pekin optó por una batería de medidas de apoyo al sector de la producción. La prioridad era proteger el empleo, fundamental para un gobierno que tiene en la estabilidad social su principal meta: se había pasado de un paro oficial del 5,2% en las áreas urbanas al 6% (es decir, cinco millones de personas perdieron su puesto de trabajo). Las cifras reales pudieron ser todavía mucho mayores ya que los datos oficiales no contabilizan el desempleo entre los millones de inmigrantes rurales de la China interior, la mano de obra de la que se nutren las fábricas de la próspera zona costera.

Crédito y subsidios
El gobierno chino aplicó la misma fórmula a la que había recurrido en el pasado: crédito y subsidios a las empresas, estímulos que han primado la inversión del sector público en áreas como la logística y las infraestructuras, grandes generadoras de puestos de trabajo.

En este sentido, Qu Hongbin, economista jefe para China del banco HSBC, calcula que en el segundo semestre del año el gasto en infraestructuras crecerá un 15% con respecto al año pasado.

La fórmula ha agravado desequilibrios que ya existían. Como en otros países, los hogares de menor renta han sufrido más el impacto de la crisis: solo una quinta parte de los oficialmente parados recibió subsidio de desempleo; las pequeñas empresas afrontan mayores dificultades que las grandes, especialmente en el sector servicios.

El mes pasado en un discurso Wang Xiaolu, subdirector del laboratorio de ideas Instituto Nacional de Investigación Económica alertó que “La distancia en ingresos y consumo entre los residentes acomodados y aquellos con ingresos medio-bajos está aumentando drásticamente”,

XIV Plan Quinquenal
El Comité Central del Partido Comunista celebrará su pleno anual el mes que viene, allí mostrará las líneas maestras del XIV Plan Quinquenal que dirigirá la segunda economía del mundo entre 2021 y 2025; del plan “Estándares de China 2035”, y de otros proyectos con los que Pekín quiere llegar a ser en 15 años un país de “riqueza y poder”. El mantra de esa reunión clave, a puerta cerrada en un hotel del norte de Pekín, será “circulación dual” o “doble circulación”.

Este concepto, del que todavía se sabe muy poco, trascendió por primera vez en una reunión del Politburó el 14 de mayo, presidida por el presidente chino, Xi Jinping, En la reunión se apuntaba la necesidad de “extraer por completo la ventana de la enorme escala de mercado de China y el potencial de la demanda nacional para establecer un nuevo patrón de desarrollo que incluya circulación dual entre el interior y el exterior, en una complementación mutua”.

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