Caracas.- El primer paso para enfrentar la inflación, debe darlo el gobierno racionalizando el gasto público que en la situación de pobreza a la que hemos llegado, es más necesario que nunca. Hoy puede verse con claridad la relación entre el déficit y el dinero inorgánico, así como su impacto sobre la inflación. Así como las empresas privadas profundizaron (y seguirán haciéndolo) la reestructuración y el downsizing, el gobierno debe acelerar el rediseño y achicamiento que va desde muchos menos ministerios, “limpieza” de organizaciones que no agregan valor, disminución de la planta física y de la nómina, y en general dar el ejemplo de la eficiencia que hace falta para que se convierta en eficacia del gasto; eso es que cuando se destinan, por ejemplo, U$ 100 a un programa social, lleguen 90 a los beneficiarios, y no los 20 que hoy llegan; porque los otros 80, se los “comió” la burocracia. El ataque a la inflación tiene muchas aristas, pero la más importante es la voluntad política de enfrentarla, y esa se manifiesta en el ejemplo que pueda dar el estado.

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•  Tampoco que:

 -Cada empresa tiene su propia inflación; esto es, que le impacta de manera particular un conjunto propio de variables

 -Buenas decisiones en normalidad, pueden ser las peores bajo inflación

 -La lucha contra la inflación, comienza atacando las expectativas: el balance adecuado entre la inflación que espera y la inflación que induce