Lo que si resultó diferente, fue lo que le está pasando al resto del mundo, donde ya se están dando cambios, en algunos casos radicales, con una limpieza de la polución y del medio ambiente, con un exceso de petróleo que mantendrá los precios muy bajos con un impacto positivo sobre la economía global, y con una revaluación positiva del concepto de sustentabilidad. Por consiguiente, nuestra burbuja no cambiará mucho, pero nuestros proveedores, de casi todo, si lo harán. El mundo no volverá a ser el mismo, mientras nosotros, tristemente, si seguiremos siendo los mismos.

Los dos ecosistemas que tenemos a nivel de dirigencia política -el chavista (que incluye opositores funcionales) y el opositor- se están diferenciando cada vez más entre ellos, los primeros queriendo mantener el statu quo a como dé lugar, y los segundos, queriendo cambiarlo. Ya hace tiempo sabíamos que, por más que así lo deseáramos, las soluciones no iban a ser ni endógenas, ni electorales. De hecho veíamos como cada vez más, todo lo que ocurría y dejaba de ocurrir, estaba influenciado por la política exterior norteamericana, que nos está reformateando de una manera dolorosa, pues la estrategia de la “fruta madura” requiere que las cosas se pongan peor, antes de que comiencen a mejorar.

Pese a que el enfoque del gobierno es el adecuado, un porcentaje muy alto de nuestra población no tiene ahorros ni recursos suficientes como para adherirse a la cuarentena de la forma en que está planteada. El mecanismo de compensación debe ser circunscribirla a los casos positivos, para lo cual hay que expandir la capacidad de testeo a varios millones de personas, y preparar el sistema de salud para recibir a los que, habiendo dado positivos, tengan todos los síntomas que requieren internación para atención especializada.

¿De dónde saldrá el dinero para mantener el país en marcha? Las fuentes formales de divisas son las exportaciones, las inversiones extranjeras, el endeudamiento y las remesas del exterior; y las informales que se asocian a la ilegalidad, tales como el contrabando, por solo mencionar una. La exportación tradicional de Venezuela siempre fue el petróleo, pero ya dejó de serlo, con la producción tendiendo a 0 en un mercado petrolero mundial saturado y con precios orientados a seguir bajando. La inversión extranjera directa no vendrá hasta que haya un cambio político que de señales alentadoras; y ya no tenemos capacidad para endeudarnos, pues las deudas que tenemos ya hace tiempo que no se pagan. Y las remesas, bueno, con esto del virus eso también está detenido. Entonces, la pregunta es: ¿de dónde está saliendo el dinero para seguir en marcha? Y de dónde saldrá en los próximos 6 meses.

El cambio en la política exterior americana con respecto a Venezuela, es la nueva dirección que, de ahora en adelante, seguirá una gran cantidad de países. Consiste en haber judicializado una parte de la relación (sacándola del juego político), y en haber incorporado al chavismo en la solución. En el nuevo entramado, se ata la eliminación de las crecientes sanciones, al reemplazo de Maduro por un consejo de estado, o equivalente, pero no se muestra una solución a los pedidos de captura, con recompensa por información, elevando por ese lado los “costos de salida”, que trata de bajar por el otro. Lo que los “gringos” siguen sin entender es que el camino de la división interna no funcionará, y que las FANB, no son como las tradicionales, y se auto proclaman, a viva voz, como “chavistas”; razón por la cual es poco probable que acepten el paquete propuesto. A menos que el paquete no sea para ser aceptado, sino para que sirva de referencia ante algún corte abrupto de la continuidad institucional.