La negatividad, no solo enferma al portador, sino que lo envuelve en un proceso involutivo donde se niega a ver lo positivo, se asume como una víctima que asigna responsabilidades a los demás, y ya es incapaz de ver algo bueno, así le esté pasado, pues, estaría atentando contra un estado de ánimo y de presencia, en el que estar bien está mal, y estar mal es lo que debe ser. Luego de escucharlo hablar de “la botella medio llena, y de la medio vacía”, encontré que ese cliché, no lo era tanto y que a todos nos estaba pasando, en esta Venezuela que se derrumba, y que al estar en “modo queja”, perdemos la oportunidad de ponernos en “modo acción” y comenzar a hacer cosas. Algo, lo que sea, pero dejar de quejarnos, agradecer por lo que tenemos, y luchar por lo que queremos; en vez de lamentarnos por lo que no tenemos. 

Agradecimiento y optimismo son las palabras olvidadas que tenemos que rescatar porque solo a través de ellas habilitaremos los motores que hoy hacen falta, porque es cuando más se necesitan. Cada uno desde su ángulo y su creencia debe activarse y comenzar a producir cambios.