Caracas.- En Argentina, ya el juego electoral está cerrado y se prepara para las PASO de Agosto, y las elecciones de octubre. Ya se sabe quiénes son y cómo irán organizados. Todo el ruido de estas últimas semanas, reviviendo las divisiones entre peronistas y gorilas, izquierdas y derechas, presidentes versus vicepresidentes, buenos y malos, volvió a su cauce y quedó como al principio, sin que apareciera una tercera opción: Macri, contra Cristina. Se enfrentarán los dos modelos, el que es capaz de construir futuro, pasando por las penurias de un presente complicado, contra el que privilegia el presente, a costa de que el futuro se complique. Ya lo vimos en este período, a Macri le tocó gobernar el “futuro complicado” que le dejó Cristina, teniendo que administrar su propio “presente complicado”. Si el primero ganara en octubre, podría continuar con la reconstrucción a fondo que él mismo comenzó, y tal vez mejorar un poco el día a día, que es la parte más difícil, si se quiere al mismo tiempo seguir construyendo futuro. Si por el contrario, ganara la segunda, volvería a transformar la inversión en gasto, y la gente recuperaría la sensación de bienestar individual de corto plazo, a costa del deterioro colectivo, que volvería a ser trasladado hacia el futuro. Cuando se mira el cuadro del poder en Argentina desde 30 mil pies de altura, lo único que se ve es a la dupla Macri-Cristina, que representan a las dos partes del gran dilema latinoamericano del mercado y la competencia, versus el Estado y el asistencialismo, respectivamente. Habría que descender unos pies más, para recién entonces, comenzar a ver con claridad, el panorama.