Trump renueva discretamente la licencia de Chevron en Venezuela, marcando un cambio en la política estadounidense
El nuevo acuerdo permite a Chevron reanudar actividades más regulares con la petrolera estatal venezolana, PDVSA
En un cambio marcado en la política estadounidense hacia Venezuela, la administración de Donald Trump aprobó silenciosamente una nueva licencia que permite al gigante petrolero Chevron reiniciar sus operaciones en Venezuela, según fuentes con conocimiento directo de las negociaciones.
La decisión de esta semana representa un cambio respecto de medidas de línea dura anteriores y sugiere una recalibración destinada a equilibrar los intereses energéticos con los actuales desafíos de política exterior que involucran al Gobierno de Nicolás Maduro.
El nuevo acuerdo, descrito por fuentes como una "licencia específica" en lugar de una general, permite a Chevron reanudar actividades más regulares con la petrolera estatal venezolana, PDVSA. Según este acuerdo, Chevron pagará al Gobierno de Maduro en barriles de petróleo en lugar de efectivo, un cambio que podría dar a Caracas cierta flexibilidad para comercializar sus recursos en medio de las persistentes sanciones internacionales.
Las fuentes dicen que una distinción significativa entre una licencia específica y una general es que la primera puede emitirse de forma privada, mientras que la segunda se otorga de tal manera que está disponible para que el público la vea.
“Convirtieron la licencia en una licencia específica en lugar de una licencia general como la anterior”, dijo una persona informada sobre las conversaciones, quien habló bajo condición de anonimato. “Ayer se llevaron a cabo negociaciones en Caracas para modificar el contrato con PDVSA”.
Chevron y las demás empresas han desempeñado un papel central en los esfuerzos de Venezuela por recuperarse del casi colapso de su industria petrolera, que alguna vez produjo 3,2 millones de barriles por día antes de disminuir a solo 400.000 barriles por día en 2020. Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, justo por delante de Arabia Saudita.
Las estimaciones realizadas por analistas de la industria antes de las suspensiones de licencias sugerían que las empresas extranjeras estaban proporcionando al gobierno de Maduro un promedio de 700 a 800 millones de dólares al mes.
La discreta reautorización de las operaciones de Chevron indica un enfoque más pragmático en las relaciones con Caracas. Fuentes afirman que funcionarios estadounidenses han entablado negociaciones directas con altos funcionarios venezolanos, incluido el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
Según informes, las conversaciones extraoficiales siguen activas, con la participación de diplomáticos estadounidenses con sede en Bogotá y altos funcionarios venezolanos. Estas conversaciones han incluido propuestas para restablecer la presencia diplomática mediante la reapertura de las embajadas en Washington y Caracas, aunque no se han hecho anuncios oficiales.
El cambio de política también refleja la evolución de la dinámica dentro de la administración Trump. El secretario de Estado, Marco Rubio, es visto ahora como un actor central en la definición de la estrategia de la administración para Venezuela, mientras que el exenviado especial Richard Grenell parece haber quedado relegado a un segundo plano.
“El Departamento de Estado o el Consejo de Seguridad Nacional están tomando las decisiones ahora”, dijo la fuente, que pidió permanecer en el anonimato para poder hablar libremente.
La participación de Rubio en el proceso de otorgamiento de licencias a Chevron sugiere que ahora están prevaleciendo intereses estratégicos más amplios de Estados Unidos —en particular la seguridad energética—.
Los observadores de la industria señalan que, a pesar de los esfuerzos por mantener en secreto la nueva licencia, la divulgación pública puede ser inevitable a medida que el petróleo de Chevron comienza a reingresar a las refinerías de la Costa del Golfo.
“No se puede mantener esto en secreto por mucho tiempo”, dijo la fuente. “Con el tiempo, el petróleo buscará un pasaje a través del Golfo hacia refinerías en Estados Unidos”.
Chevron ha operado en Venezuela durante casi un siglo y fue la última gran empresa energética estadounidense en mantener presencia en el país en medio de severas sanciones. Su presencia continua ha servido durante mucho tiempo como indicador de la dirección de la política estadounidense.
La renovación de la licencia puede abrir la puerta para que otras empresas exploren acuerdos similares.
Por ahora, la reanudación de las operaciones de Chevron marca un punto de inflexión potencialmente significativo en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, que podría remodelar la dinámica diplomática, económica y política en la región.
La decisión de esta semana representa un cambio respecto de medidas de línea dura anteriores y sugiere una recalibración destinada a equilibrar los intereses energéticos con los actuales desafíos de política exterior que involucran al Gobierno de Nicolás Maduro.
El nuevo acuerdo, descrito por fuentes como una "licencia específica" en lugar de una general, permite a Chevron reanudar actividades más regulares con la petrolera estatal venezolana, PDVSA. Según este acuerdo, Chevron pagará al Gobierno de Maduro en barriles de petróleo en lugar de efectivo, un cambio que podría dar a Caracas cierta flexibilidad para comercializar sus recursos en medio de las persistentes sanciones internacionales.
Las fuentes dicen que una distinción significativa entre una licencia específica y una general es que la primera puede emitirse de forma privada, mientras que la segunda se otorga de tal manera que está disponible para que el público la vea.
“Convirtieron la licencia en una licencia específica en lugar de una licencia general como la anterior”, dijo una persona informada sobre las conversaciones, quien habló bajo condición de anonimato. “Ayer se llevaron a cabo negociaciones en Caracas para modificar el contrato con PDVSA”.
Chevron y las demás empresas han desempeñado un papel central en los esfuerzos de Venezuela por recuperarse del casi colapso de su industria petrolera, que alguna vez produjo 3,2 millones de barriles por día antes de disminuir a solo 400.000 barriles por día en 2020. Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, justo por delante de Arabia Saudita.
Las estimaciones realizadas por analistas de la industria antes de las suspensiones de licencias sugerían que las empresas extranjeras estaban proporcionando al gobierno de Maduro un promedio de 700 a 800 millones de dólares al mes.
La discreta reautorización de las operaciones de Chevron indica un enfoque más pragmático en las relaciones con Caracas. Fuentes afirman que funcionarios estadounidenses han entablado negociaciones directas con altos funcionarios venezolanos, incluido el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
Según informes, las conversaciones extraoficiales siguen activas, con la participación de diplomáticos estadounidenses con sede en Bogotá y altos funcionarios venezolanos. Estas conversaciones han incluido propuestas para restablecer la presencia diplomática mediante la reapertura de las embajadas en Washington y Caracas, aunque no se han hecho anuncios oficiales.
El cambio de política también refleja la evolución de la dinámica dentro de la administración Trump. El secretario de Estado, Marco Rubio, es visto ahora como un actor central en la definición de la estrategia de la administración para Venezuela, mientras que el exenviado especial Richard Grenell parece haber quedado relegado a un segundo plano.
“El Departamento de Estado o el Consejo de Seguridad Nacional están tomando las decisiones ahora”, dijo la fuente, que pidió permanecer en el anonimato para poder hablar libremente.
La participación de Rubio en el proceso de otorgamiento de licencias a Chevron sugiere que ahora están prevaleciendo intereses estratégicos más amplios de Estados Unidos —en particular la seguridad energética—.
Los observadores de la industria señalan que, a pesar de los esfuerzos por mantener en secreto la nueva licencia, la divulgación pública puede ser inevitable a medida que el petróleo de Chevron comienza a reingresar a las refinerías de la Costa del Golfo.
“No se puede mantener esto en secreto por mucho tiempo”, dijo la fuente. “Con el tiempo, el petróleo buscará un pasaje a través del Golfo hacia refinerías en Estados Unidos”.
Chevron ha operado en Venezuela durante casi un siglo y fue la última gran empresa energética estadounidense en mantener presencia en el país en medio de severas sanciones. Su presencia continua ha servido durante mucho tiempo como indicador de la dirección de la política estadounidense.
La renovación de la licencia puede abrir la puerta para que otras empresas exploren acuerdos similares.
Por ahora, la reanudación de las operaciones de Chevron marca un punto de inflexión potencialmente significativo en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, que podría remodelar la dinámica diplomática, económica y política en la región.
Fuente: Miami Herald
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