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Hacer cima o morir en el intento

A 70 años de la primera ascensión al Everest por Sir Edmund Hillary Tensing Norgay, las exigencias se mantienen intactas

  • ANTONIO CASTILLO

28/05/2023 07:23 am

Caracas.- En esta época de plena y febril ascensión desde China o Nepal al “Techo del Mundo”, las expediciones literalmente abarrotan los senderos, con montañistas ávidos de lograr la hazaña.

Pero a pesar que en los últimos años la expedición puede resultar “más amable”, eso de subir al Everest sigue siendo una agotadora tarea reservada a los mejores, y prueba de ello son los más de 250 muertos que la montaña cuantifica desde 1922.

Las causas de los decesos son diversas: avalanchas, colapso del hielo, caídas desde centenares de metros, tormentas heladas, pero los problemas de salud derivados de la brutal y salvaje ascensión son un importante dato estadístico que no hay que desestimar bajo ningún concepto.

Este lunes 29 de mayo se cumplen 70 años desde que Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay se convirtieran en los primeros aventureros en domar los 8.848 metros de la indómita montaña, pero los obstáculos y la exigencia física no han variado un ápice desde entonces.

Órganos al límite
Los últimos 1.200 metros son conocidos como la “zona de la muerte” porque por encima de los 7.700 metros el cuerpo humano ya no puede aclimatarse a la altitud, los pulmones no reciben el oxígeno suficiente y las células empiezan a morir, así de dramática es la cruzada.

Cuando la deficiencia de oxígeno se hace evidente (hipoxia), sube el ritmo cardíaco, la sangre se espesa y se coagula, por lo que aumenta la posibilidad de un accidente cerebrovascular. Si la situación empeora puede producirse un edema pulmonar de altura, en el que los pulmones acumulan líquido y el escalador se puede ahogar en sus propios fluidos. En este punto hay que descender lo más rápido posible o de lo contrario la muerte es inevitable.

El cerebro también sufre a altitudes extremas. Existe el peligro de sufrir un edema cerebral, ya que a medida que el cuerpo se va quedando sin oxígeno, el cerebro se puede hinchar, generando náuseas, vómitos y la pérdida de la conciencia.

Se da el caso que a los escaladores les es cada vez más difícil razonar, sufren alucinaciones y pierden el juicio, tras lo cual lo más razonable es descender al campamento base.

Igualmente el estómago y los ojos sufren las consecuencias de ascender a grandes altitudes. La ceguera (debido al resplandor de la nieve) y la nula capacidad de transformar en energía lo que se come, también son elementos a considerar.

Aun así, cada año las expediciones al Everest son cada vez más numerosas y aunque con el tiempo se han “suavizado” las escaladas, todavía suponen desafíos más que rigurosos para los escaladores.

Subir más veces y más rápido
Los sherpas nepalíes Pasang Dawa, de 46 años y Kami Rita, de 53, continuaron con su pugna particular de quién alcanza la cima del Everest más veces.

Pasang Dawa lo logró por 27ª vez el pasado lunes, igualando el récord que poseía en solitario su compatriota Kami Rita, aseguró a la AFP un vocero de Imagine Nepal Trek and Expedition, empresa que organiza ascensiones al Everest.

Nepal tiene ocho de las diez mayores cumbres del mundo y cada año recibe cientos de escaladores en la temporada de temperaturas más cálidas y vientos menos retadores.

En este punto, las autoridades nepalíes emitieron este año 478 permisos a personas que quieren ascender a la montaña, y como la mayoría de estos montañistas requieren de un guía, aquí entran en acción los sherpas que como Pasang Dawa y Kami Rita forman parte del negocio millonario.

Pero aparte de subir más veces, también existe un renglón que involucra al que hace cumbre en menor tiempo, y en este punto surge el nombre de Kristin Harila, una montañista noruega de 37 años, quien alcanzó este mes la cima del Cho Oyu, entre el Tíbet y Nepal, convirtiéndose en "la mujer más rápida" en escalar los 14 picos más altos del mundo.

Harila, nacida en Vadso, es una de las pocas mujeres que han logrado la hazaña, pero para ella lo importante ahora es convertirse en “la persona” más rápida, y en este sentido se entrena a diario para batir el récord absoluto de velocidad del británico de origen nepalí Nirmal Purja.

Como ven, hay desafíos para todos, independientemente de las exigencias extremas que marcan los objetivos. Entretanto, el Everest se muestra sólido e inexpugnable, mientras los expedicionarios apelan a su determinación para domarle.


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