Estaba en el ambiente. Un denso vaho se sentía en el paddock de MotoGP, hasta que se supo la noticia: Suzuki abandona el Mundial, aun cuando existe un contrato que lo liga a la máxima categoría hasta 2026.
El piloto español Joan Mir, campeón del mundo de MotoGP en 2020, fue de los primeros en mostrar su sorpresa. “Fue un ‘batacazo’. Es de estas cosas que no sospechas. Ni el director del equipo sabía esto. Es muy fuerte, muy fuerte. Hablamos de un equipo modélico. Si empiezas este proyecto en 2015 y ves que cada año estás ahí, con resultados, pues fuimos campeones hace dos años y estamos en disposición de luchar por el Mundial cada año y creo que se ha dado una imagen de Suzuki ejemplar, bestial, de unión, de resultados. Todo el mundo sabe lo especial que es este equipo por la gente que trabaja en este equipo. Es algo fuerte", dijo el excampeón.
Pero no había nada que hacer y así lo confesó el propio fabricante japonés. “Lamentablemente, la situación económica actual y la necesidad de concentrar esfuerzos en los grandes cambios a los que se enfrenta en estos años el mundo de la automoción, están obligando a Suzuki a reducir costos y recursos humanos para desarrollar nuevas tecnologías”, dijo en un comunicado.
Entretanto, la escudería Leopard Racing, campeona varias veces en Moto3, lidera el grupo de equipos que aspiran a ocupar la plaza que deja la firma japonesa en la parrilla del Mundial del próximo año.
Mientras, para muchos especialistas, Aprilia sería la principal candidata a ocupar el lugar de Suzuki. Tras alcanzar un gran crecimiento esta temporada, necesitan mantener ese nivel de desarrollo técnico. Y para lograrlo nada mejor que contar con un segundo equipo que permita recabar mucha información en la pista, actuando como banco de pruebas en las carreras.
Entretanto, tanto Joan Mir como Alex Rins deshojan la margarita, pensando con cuál equipo correrán en 2023.