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ENTORNO URBANO

El riesgo silencioso

Decidimos salir a la calle, por necesidad o porque creemos necesitarlo

  • MARÍA EUGENIA CLAVIER

30/05/2020 06:43 am

Cada ciudad es un escenario distinto, por sus características, las de su entorno, sus actividades, las políticas que en ella se implementan y su población. El comportamiento de los ciudadanos, ostenten o no cargos de autoridad’, define mucho de lo que sucede y cómo sucede. Esto también es válido respecto a la situación social y económica relacionada con el COVID-19.

Decidimos salir a la calle, por necesidad o porque creemos necesitarlo. Nos cruzamos con personas, guardamos o no distancia, llevamos o no tapabocas, nos lavamos o no las manos, tomamos o no precauciones. 

Las ciudades y sus vecindarios establecen ciertas condiciones dependiendo de los distintos entornos físicos y de las actividades que allí se desarrollan, pero es una decisión personal, al menos para la mayoría de los adultos, seguir o no las recomendaciones para evitar el contagio en esta pandemia. 

Lo que hace que una enfermedad sea una pandemia, que la sufre mucha gente en muchos países, es su “escala y nivel de propagación”, como explica la página de Médicos Sin Fronteras, “con más de 100 países reportando casos, el 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el COVID-19 como pandemia.” El nivel de contagio es muy alto, “el virus claramente tiene el potencial de propagarse rápidamente” eso explica lo necesario de las medidas de prevención.

Todavía están sin confirmar muchas cosas sobre este virus, incluyendo las formas de cura. Pero lo que es cierto es que se transmite con facilidad de persona a persona, por contacto o cercanía física dado que su principal medio son pequeñísimas gotas y el contagio es a través de la nariz y la boca, al respirar aire donde estén esas gotas o al llevarse las manos a la boca o la nariz después de tocar una superficie donde hayan caído. Las gotitas en cuestión llegan al aire cuando una persona contagiada respira, tose, estornuda o habla. Personas sin síntomas o malestares intensos pueden transmitir el COVID-19. 

“La higiene de las manos es primordial… Si toses o estornudas, cúbrete la boca y la nariz… A medida que el virus se transmite de persona a persona, no estar demasiado cerca de nadie puede prevenir infecciones.”

Hay personas más vulnerables que otras, podemos ser nosotros o pueden ser los otros y no sabemos cuán dañino puede ser el virus para un organismo hasta que ya está en él. Personas de todas las edades han muerto y personas de todas las edades han sobrevivido. No es una ruleta a la que es aconsejable jugar.

Cumplir con las medidas de prevención no es cómodo ni divertido, pero no es posible saber a simple vista quién está contagiado, la ausencia de síntomas evidentes no es prueba. La precaución y la disciplina nos ayudarán a sobrevivir.

No todos disponen de mascarillas desechables, se pueden sustituir por unas de tela y lavarlas después de usarlas. No todos pueden lavarse las manos con la frecuencia deseada, pues se hace tanto como sea posible. Pero todos podemos mantener una distancia prudencial de las otras personas, recordar no tocarnos la cara con las manos, evitar los encuentros innecesarios. 

Es una forma de protegernos nosotros y a los otros. ‘Es mi primo y no se siente mal ni tose ni nada’. ‘Es fastidioso’. ‘Mamá necesitaba ver a sus hijos y se sentía triste’. ‘No me acostumbro’. ‘Dos meses es mucho tiempo sin salir y ver a mis amigos’. ‘Me aburro’. No son razones válidas porque el riesgo es alto y es silencioso.
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