DELIA MENESES
A través de las redes sociales las personas que necesitan una silla de ruedas apelan a la generosidad de quienes pudieran prestarle el equipo pues la compra y hasta el alquiler del mismo dejaron de ser una opción.
"En varias sucursales de Locatel me dijeron que no tienen disponibilidad para la venta pues hace varios meses que no traen mercancía nueva.Las que alquilan hay que 'cazarlas' y los precios son elevados", dijo Carolina Yépez, quien busca una silla de ruedas para su suegra.
Concretar el alquiler implica el pago de un depósito de Bs 48.836.000 (lo que cuesta la silla si hubiese disponibilidad) más el valor de la mensualidad que es de Bs 1.000.000. Cuando el usuario entrega el equipo, se le devuelve el depósito.
"Tengo tres años pidiendo una silla de ruedas y no la he conseguido", se lamenta Bruno Blanco, quien quedó discapacitado por una artrosis generalizada y además perdió su vivienda en la vaguada de 2012.
Blanco laboró por varios años en la Comandancia del Ejército como chofer y escolta de militares y ha enviado más de 20 cartas a diferentes organismos públicos, desde el Palacio de Miraflores pasando por la alcaldía Libertador, Gobierno del Distrito Capital y Misión José Gregorio Hernández, pero no ha recibido respuesta.
Los proveedores de sillas de ruedas dejaron de recibir dólares preferenciales para adquirirlas, las que llegan al país se compran a dólar libre, por eso fundaciones como Bandesir o Fundaprocura, que entregaban estos equipos en condición de préstamo o donativos, están de manos atadas desde hace más de tres años.
"La importación de las sillas prácticamente se hace a nivel del Gobierno pero nos ha sucedido que, en ocasiones, algunas instituciones públicas nos envían solicitudes a nosotros", dice Selva Posadas, trabajadora social de Bandesir, fundación sin fines de lucro que durante 40 años se dedicó al suministro de sillas de ruedas a personas de escasos recursos con discapacidad física.
Posadas precisa que a veces pasan dos o tres meses y no aparece nadie con una silla usada. "Cuando llega alguna en malas condiciones la reparamos, pero hasta eso se nos dificulta. Antes había ocho sitios en Caracas donde se podía mandar a reparar pero ya cerraron. Apenas contamos con un señor de avanzada edad que tiene un pequeño taller en Caricuao", dice Posadas y agrega que Bandesir no puede absorber todos los gastos de reparación porque son elevados y los repuestos no se consiguen. "Prácticamente la única opción es pedirla prestada a alguna familia. Cada vez son menos las donaciones pues el que tiene una silla de rueda la vende para ganarse un dinero".
249.378 venezolanos (0.9 por ciento de la población) tienen alguna discapacidad músculo-esquelética, según el Censo 2011.