De acuerdo con el testimonio de algunos fieles, mantener esta tradición en los últimos años, se ha convertido en un verdadero reto, motivado a la inseguridad que se vive en algunas zonas de la capital, lo que ha conllevado a cambiar el horario de las mismas por la seguridad de los fieles, comentó María Chiquito sacristana de la capilla La Inmaculada ubicada en Brisas de Propatria. 

A pesar de las diversas circunstancias las feligresía apuesta por sus raíces y tradiciones, expresó Chiquito al comentar: " aquí serán a las 7:30 pm, este año". A su vez dio a conocer que cada misa, será llevada a un sector diferente, donde al final se realizará un encuentro entre los vecinos con alguna comida que será llevada por los habitantes de cada sector, indicó.

Por su parte el presbítero Juan Fernández, vicario de la Basílica Santa Teresa, ubicada en el centro de Caracas, informó para este año en la basílica informó “a las siete de la mañana serán en el templo y a las siete de la noche en los diferentes sectores de la comunidad parroquial, llevando de esta manera la alegre noticia por el nacimiento del salvador”, informó el presbítero.

"Pese a las dificultades, la idea es buscar alternativas, para que cada persona, al ritmo de los aguinaldos y el compartir fraterno, pueda  congregarse en los diversos templos de la ciudad, en honor a ese Niño Dios, que está ansioso de nacer en el corazón de cada venezolano esta Navidad", comentó.

En relación a la seguridad en las celebraciones, informó haber enviado una carta a los organismos competentes, con el fin de garantizar seguridad a los fieles que participen de los oficios religiosos, señaló.

Generalmente estas misas coinciden con el tercer domingo de Adviento, llamado "Domingo de Gaudete", que traduce alegría, por la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete, es decir, regocíjense, precisó.

De igual forma, el tópico presentado durante esta novena, hace referencia a los primeros años de la vida de Jesucristo, desde su encarnación hasta su nacimiento.

Cabe destacar que este privilegio concedido por el Vaticano a la iglesia; solo lo tienen Filipinas y España, específicamente en las Islas Canarias.
“Es una oportunidad magnífica que tenemos para encontrarnos con el Señor, el que quiera acercarse una vez más para llenarnos de su amor desde la humildad y sencillez de un pesebre”, destacó el religioso.