DELIA MENESES
Católicos de todas las parroquias de Caracas se congregaron este Jueves Santo en la Catedral para acompañar a sus sacerdotes en la tradicional Misa Crismal. La celebración reúne a todos los párrocos de la ciudad con los obispos auxiliares y el arzobispo Jorge Urosa Savino, quien presidió la celebración donde se consagró el santo crisma que se usará para administrar los sacramentos del bautismo, la confirmación y el orden sacerdotal y se bendijo el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos.
FOTO LUIS MORILLO
En una Catedral abarrotada de fieles se oró por la unión de los venezolanos, para que puedan resolver sus conflictos de manera pacífica, y se pidió por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas en una Arquidiócesis de Caracas que necesita más pastores. "Somos pocos en la Iglesia caraqueña, por eso tenemos que trabajar mucho, ser generosos, sacrificar los días libres para atender a un enfermo", exhortó Urosa y precisó que la capital congrega a 125 sacerdotes diocesanos y 300 religiosos para atender a 5 millones de habitantes.
También fue una Eucaristía de agradecimiento por la labor pastoral del cardenal Urosa quien, al haber cumplido 75 años de edad en agosto del año pasado, colocó su renuncia como lo establecen las normas y aguarda el nombramiento, por parte del papa Francisco, de un nuevo arzobispo para la ciudad de Caracas.
En la que podría ser su última Misa Crismal, el pastor de la Iglesia caraqueña hizo un llamado a los sacerdotes a entregarse con fidelidad al servicio de sus parroquias. "Es un momento de grandes tentaciones, una época difícil, pero nuestra misión es permanecer aquí para servir a nuestro pueblo que tanto nos necesita y que está sufriendo mucho, darles palabras de aliento, ser el rostro de Cristo en las comunidades. El buen pastor da la vida por sus ovejas", dijo recordando las Escrituras.
FOTO LUIS MORILLO
Exhortó a los presbíteros a compartir el dolor de los fieles, a estar a su lado, con una actitud valiente y de servicio y sobre todo a defender los derechos humanos del pueblo, especialmente de los más pobres. "Que sepan que estamos con ellos. Esta es la época más dura de la Iglesia en Venezuela en los últimos cien años, pero hay que meterle el pecho a esta situación, salir adelante. A los fieles les pido que acompañen a sus pastores en la vivencia de su compromiso. No tengamos miedo, vayamos mar adentro, como le indicó Jesús a Pedro".
Reconoció el trabajo y la dedicación de todas las congregaciones religiosas y en especial de la religiosas vicarias "que muchas veces pasando trabajo, hambre y penurias, continúan con su labor". Urosa llamó a la integración de la Iglesia, a actuar como un solo pueblo, evitando las discordias y el aislamiento.