Los petareños reclaman a las autoridades la restauración de las distintas edificaciones, del caso histórico de Petare, las cuales consideran un verdadero “punto de encuentro entre el pasado y el presente, el cual debe llegar a las futuras generaciones”.
Uno de los lugares más emblemáticos y representativos por su historia y tradición, ubicado al este de la capital, es el casco de Petare, fundado como Dulce Nombre de Jesús de Petare, el 17 de febrero de 1621 por el capitán Pedro Gutiérrez de Lugo y el clérigo Gabriel de Mendoza.
La palabra viene del vocablo, “pet” y “are” que significa «cara» y «río», lo cual permite concluir que Petare significa “frente al río”, haciendo alusión su ubicación entre el río Guaire y la quebrada Caurimare.
Caminar por sus calles empedradas y sus casas antiguas representa para sus habitantes un espacio llenos de anécdotas, tradición, fe y cultura, aseguran sus habitantes, quienes a pesar de las diversas dificultades por las que atraviesan, consideran el lugar “como un puente entre el pasado, presente y futuro”.
Una de las mejores herencias para los petareños son sus tradiciones, consideró María Capote, habitante del lugar, quien comentó: “Para mí el lugar es perfecto para vivir, es como una ciudad, dentro de otra ciudad”.
Situado en el corazón del casco está el templo parroquial Dulce Nombre de Jesús, en el cual se conservan importantes piezas de valor artístico y cultural del siglo XVIII.
Entre sus 26 manzanas se encuentran diversos atractivos turísticos, entre ellos: la capilla Santa María Magdalena; el Museo de Arte Popular Bárbaro Rivas, donde se conserva una maravillosa colección de obras de arte; la casa del gran pintor Tito Salas, quien vivió en el lugar; el teatro César Rengifo; la casa de la Fundación Bigott, la sede del Concejo Municipal de Sucre y la casa parroquial. Estos son solo muestra de la expresión artística colonial de esta comunidad mirandina.
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