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Entorno Urbano

Ecocidio

En su artículo de opinión María Eugenia Clavier afirma que "esta destrucción ambiental puede asumir distintas formas: La contaminación ambiental, el tráfico ilegal de especies y la deforestación"

  • Diario El Universal

17/11/2018 09:34 am

María Eugenia Clavier 
Es un término relativamente reciente –un neologismo– formado en base a “eco” (por ecológico) y “cidio” (por matar o eliminar). El ecocidio es entendido como “un daño grave a los ecosistemas de un territorio”. Muchos diccionarios ya lo incluyen.

Esta destrucción ambiental puede asumir distintas formas: La contaminación ambiental, el tráfico ilegal de especies, la deforestación, la alteración de la geomorfología, son algunas de las acciones humanas que pueden generar daños significativos al equilibrio de los ecosistemas, tanto que sobrepase la capacidad de los mismos para regenerarse. Son daños irreparables. En algunas definiciones se incluye la salvedad que el ecocidio puede ser producto de la acción humana u otro factor. Es un aspecto que está en discusión. 

  La mayoría de los conceptos hacen referencia a efectos a gran escala, que inciden sobre la vida en general en ese territorio. No es difícil entender el efecto adverso sobre el equilibrio y calidad de la vida que pueden tener aire, suelos y aguas contaminados; especies extintas o en peligro de extinción; o vegetación eliminada sin posibilidad de renovarse. Tanto es así que en algunos países ya se penaliza el delito ecológico.

Un ejemplo destacado –que combina la mayor parte de los efectos adversos– es la minería a cielo abierto. Tala de extensas áreas boscosas; excavaciones de grandes dimensiones que afectan la morfología del terreno, el paisaje, y con frecuencia califican como uso indebido del suelo; uso de químicos cuyos residuos se filtran o descargan en suelos y aguas superficiales y subterráneas; pérdida de flora y fauna silvestre; e impactos negativos en las comunidades cercanas. Esta actividad debe realizarse bajo estricta supervisión y en cumplimiento de la normativa ambiental. Lamentablemente, sólo la explotación industrial es supervisada –y no siempre en forma adecuada– pero además existen innumerables operaciones ilegales que escapan a todo control. Ejemplo local: La minería ilegal en los estados Bolívar y Amazonas.

Intervenciones sin seguir criterios adecuados pueden producir distintos impactos negativos en los componentes –naturales o construidos– del entorno. Al descargar, por ejemplo, sistemas de drenaje en los cuerpos de agua, no sólo se contamina el agua y el suelo, sino se altera el volumen de las aguas, afectando el balance hidrológico. Ejemplo local: La cuenca del lago de Valencia.

No todos los daños ambientales irreparables califican en la concepción de ecocidio, básicamente por la extensión que el concepto involucra. Pero eso no le quita lo dañino ni lo irreparable cuando un árbol es cortado sin razones válidas, son años de “esfuerzo natural” que se pierden al paso de una sierra, decenas de ramas de sombra y abrigo –para otras especies de flora y muchas de fauna–, circulación de nutrientes en el suelo, fijación de CO2, prevención de erosión, reducción de temperatura, entre otros muchos aportes, además de su belleza. Ejemplo local: Las recientes intervenciones de ornato urbano en el área Metropolitana de Caracas.

La destrucción ambiental no sólo ocurre en las grandes selvas del sur, una versión urbana, a menor escala, puede estar pasando al final de tu calle. 

 María Eugenia Clavier 
 Universidad Metropolitana 
 Coordinación Diseño Urbano 
 mdu@unimet.edu.ve     
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