Vecinos se organizan para garantizar la seguridad en Miranda
En Los Salias, desde el 2017 se viene dando este tipo de iniciativas, siendo un caso emblemático la urbanización La Rosaleda, donde fue recuperada la caseta de vigilancia
JOHANA RODRIGUEZ
Los Teques.- Inaccesible. Así se ha vuelto el pago de los servicios privados de seguridad, por lo que se ha activado la llamada “vigilancia ciudadana” en diferentes urbanizaciones de los Altos Mirandinos, donde los residentes hacen guardias a lo largo del día para mantener a raya la actuación de los antisociales.
“La inflación hace que cada vez gocemos menos de los beneficios que antes traía el hecho de vivir en una urbanización, como lo eran no solo todos los servicios públicos, sino además seguridad, todo lo que se ha venido a menos durante los últimos dos años, mermando la calidad de vida de todos”, dijo Esmeralda Quintero, residente de la urbanización La Quinta, Los Teques, donde en menos de 72 horas se convocaron dos reuniones por el tema seguridad.
-Ya los costos de las empresas de vigilancia estaban por las nubes, por lo que los propios vecinos nos organizamos hace meses y asumimos el compromiso a cambio de un sueldo mínimo, pero con las nuevas medidas económicas es imposible lidiar con más de 10 salarios mínimos, lo que se sumaría a las cada vez más recurrentes cuotas especiales para el mantenimiento del tanque y la compra de bolsas de basura, así como materiales de limpieza.
Con un horario fijado entre los vecinos mientras se instalan cámaras de seguridad donadas por un vecino, las cuales podrán ser monitoreadas desde los teléfonos celulares, piensan lidiar con los antisociales que visitan la zona durante horas de la madrugada para cargar con cauchos, baterías y reproductores. “Tenemos un carro que dejaron montado en 4 bloques y todos sabemos lo que cuesta mantener circulando un carro en estos tiempos”, opinó Rogelio Querales, vecino de La Quinta, quien señaló que los antisociales están ingresando por la zona del tanque.
Entre otras medidas, estará el uso de pitos para alertar sobre cualquier irregularidad, así como la creación de un grupo de WhatsApp exclusivo para reportar hechos de inseguridad, como la presencia de extraños en la zona.
Estas acciones ya se vienen aplicando en comunidades como Variantes de Guayas y el 23 de Enero, donde los vecinos usan pitos o hacen “cacerolazos” para alertar a los otros sobre episodios de hurtos, robos y atracos. “Aunque tenemos los números de Poliguaicaipuro y Polimiranda, sabemos lo que tardan en llegar, sobre todo si no hay unidades disponibles".
"Pareciera una medida tonta, pero cuando comienza la bulla, por lo general, los ladrones huyen”, dijo Alberto Hernández, residente de la comunidad 23 de Enero en Los Teques.
En Los Salias, desde el 2017 se viene dando este tipo de iniciativas, siendo un caso emblemático la urbanización La Rosaleda, donde fue recuperada la caseta de vigilancia para ser controlada por los vecinos, a fin de llevar un control riguroso sobre quién entra y sale; medida que se repite en la urbanización saliense La Ermita y se piensa replicar en otras comunidades de San Antonio de Los Altos.
“Los vecinos debemos organizarnos para resguardar nuestras propiedades y nuestras vidas, porque no podemos contar con vigilancia privada ni policial”, dijo Israel Carrasco, vecino del sector capitalino El Trigo, donde el consejo comunal libró una campaña de varios meses hasta que pudo colocar portones en la vía para limitar el paso a personas ajenas a la zona, tras varios hechos de violencia.
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