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Cinco problemas azotan a los habitantes del 23 de Enero

Se trata de la delincuencia, el tráfico de drogas, las fallas en los servicios públicos, el déficit de sanidad pública y los problemas en la vialidad, los cuales representan pesares para los vecinos

  • JESÚS HERRERA

30/07/2018 05:00 am

Caracas.- El 23 de Enero es una urbanización que fue creada por arquitectos tutelados por el maestro Carlos Raúl Villanueva, hacia el final de los años 50 en el oeste de la ciudad capital de Venezuela, Caracas, no sin antes llamarse “Unidad Residencial 2 de Diciembre”. Su nombre se debe a la acción cívico-militar del 23 de enero de 1958, día en el cual se instauró la democracia en el país por primera vez desde la primera República, por el derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez. 

60 años después de su fundación, el 23 de Enero se encuentra en estado de desidia. Diversas zonas son azotadas por la delincuencia y el tráfico de drogas constante, bloques que duran hasta dos semanas sin servicio de agua potable, alcantarillados disfuncionales, previsión de sus habitantes por cuanto el servicio eléctrico falla y se restaura horas después, vertederos repletos de basura y desechos, así como huecos en sus calles y avenidas, sin contar con la inconsciencia de los lugareños, la cual logra que la problemática se agrave cada vez más. 

Según los habitantes consultados, la situación social de esta urbanización es delicada, pues aquí residen más de 77 mil personas, por lo que instan al Estado a tomar cartas en el asunto. 

Esta parroquia tiene diversas zonas, Monte Piedad, Sierra Maestra, El Mirador, La Cañada, zona F, zona E y la zona Central, a la vez de diversos barrios que, irónicamente, se forjaron luego de la caída de Marcos Pérez Jiménez, destrozando los sueños que el dictador tuvo alguna vez: una Caracas sin barrios.


Bloque 1 y 2 y barrio Sucre 

Históricamente, el 23 de Enero ha sido sede de diversas infraestructuras que en la actualidad guardan gran relevancia en el país. En ese sentido, se debe mencionar el Cuartel de la Montaña, conocido previamente como Museo Histórico Militar y antigua sede de la Academia Militar de Venezuela. Hoy esta creación funge de mausoleo del fallecido presidente Hugo Chávez desde el 2013 (año de su muerte), siendo un punto clave para turistas extranjeros que quieren conocer el lugar y la historia del mandatario. 


Cuartel de la Montaña 

Esta urbanización siempre se conoció como un bastión de la "revolución bolivariana", en cualquier área que se camine, es fácil encontrarse con el símbolo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), los ojos de Chávez, pintados en los murales, así como frases revolucionarias e izquierdistas escritas en paredes; todo apoyado por los colectivos. 

Problemas sociales en el 23 de Enero 

La parroquia 23 de Enero es una zona de gran importancia para Venezuela, pues es el símbolo insigne de la democracia. A pesar de esto, es normal observar como existen problemas sociales que afectan la vida de los residentes del lugar. 

Los vecinos consultados apuntan a que esto es responsabilidad de la Alcaldía de Caracas y del Gobierno nacional en sí, puesto que no se han avocado a mejorar las condiciones de la parroquia, dejando en el olvido a los lugareños que no pueden expresarse por miedo a ser perseguidos por los grupos armados. 

Es el caso de la delincuencia, el tráfico de drogas, las fallas en los servicios públicos, el déficit de sanidad pública y los problemas en la vialidad, los cuales representan pesares que los más de 77 mil habitantes deben enfrentar casi a diario para poder subsistir. 


Basurero en Monte Piedad

Delincuencia libre

Si bien es cierto que los diversos colectivos han luchado contra el flagelo de la delincuencia, es normal toparse con diversas denuncias de los habitantes, quienes afirman no poder estar tranquilos frente a los diversos mecanismos de accionar la delincuencia en la zona.

Pastora Veliz, quien reside en Monte Piedad desde más de 30 años, explica que la delincuencia en el 23 de Enero es “horrible” y afirma que conoce a personas a quienes recientemente les han quitado sus pertenencias por la bajada del bloque 1. 

Mientras que Mariné Sayago cuenta que ha visto muchas veces como les quitan la vida a las personas en la calle Cristo Rey, detrás del bloque donde reside, puesto que es una vía muy sola. Normalmente, explica, dejan los cadáveres en el basurero, e incluso, hay momentos donde dejan animales calcinados. “Esto es una locura, ya uno no sabe qué esperar. Es una completa desidia”, lamentó. 


Calle Cristo Rey

Agregó que ella, como residente de antaño de la parroquia, ha visto como el 23 de Enero ha “desmejorado”. A su juicio, todo ha empeorado, en la actualidad, desde que el presidente Nicolás Maduro se instauró en el poder y que “esta es la primera vez que vemos al 23 así y ya hay cuatro generaciones viviendo en este apartamento”.

Se debe resaltar también que los transportistas de la zona tampoco escapan de los delincuentes y es que Miguel Cárdenas, quien maneja una unidad de transporte público en la ruta de Agua Salud – Zona E, cuenta que ha sido robado dos veces en lo que va de año, junto a sus pasajeros, pues hay lugares por donde transita donde la luz pública es escasa y por eso los antisociales aprovechan de cometer el delito. 

“Yo como chofer de autobús fui robado dos veces este año, y conmigo los pasajeros, quienes fueron despojados de sus teléfonos celulares. Eso fue en la subida del bloque 37, en ambas oportunidades, porque por ahí no hay luz”, lamentó Cárdenas mientras reparaba su unidad descompuesta por los huecos en las vías. 


Subida al bloque 37 (al fondo)

Por otra parte, hay vecinos de la zona que afirman que los colectivos que están en el 23 de Enero ejercen una especie de "delincuencia organizada", como el presidente de la junta de condominio de uno de los edificios, que no quiso ser nombrado en resguardo de su integridad, quien señala que “extrañamente”, desde hace un tiempo hay lugares dentro de la parroquia “que están cubiertos con cámaras de seguridad de circuito cerrado colocadas por estos grupos sociales, pero nadie, a excepción de los colectivos, conoce la razón de esto”. Se presume, según la fuente, que están allí “para vigilar la zona”. 

Drogas vigentes 

Por su parte, las drogas, esos elementos capaces de destruir el pensamiento de una persona, no faltan en el 23 de Enero este año. Los colectivos aquí guardan nuevamente una consideración, pues ellos mismos afirman luchar contra el flagelo y compensar ello con deporte y actividades culturales. Es el caso de Las Tres Raíces, quienes incluso amenazan de muerte a los consumidores, en un mural cerca del bloque 39, rayado con pintura en spray. 


Mural antidrogas cerca del bloque 38

“Plomo contra las drogas”, “prohibido fumar”, “no a la droga”, son algunas de las oraciones que Las Tres Raíces dejaron grabadas en este lugar, en claro rechazo al consumo de estupefacientes. 

Sin embargo, los colectivos no solo son la voz de la parroquia. Los habitantes opinan algo distinto. Freddy Sánchez, en su indumentaria de presidente de la junta de condominio del bloque 32 pequeño, dice que no sabe en cuáles edificios hay tráfico de drogas, pero que con seguridad afirma que detrás del bloque 30, “hay un grupo bastante numeroso, de jóvenes en su mayoría, consumiendo drogas todos los días a partir de las cinco de la tarde, llegando al punto de hacerlo durante cualquier hora del día”. 


Sillas al lado del basurero del bloque 30

“Esa droga no viene de afuera, viene de aquí del 23 de Enero y es un flagelo que ya nos está afectando a nosotros, trayendo como consecuencia la criminalidad en el bloque, episodios de peleas; y por más que uno trata de protegerse, la situación empieza a salirse de las manos”, agrega Sánchez. 

Y es que muchos lugareños coinciden en que en la mayoría de los bloques existe el tráfico de drogas, pero apuntan que el lugar donde es más evidente es en el barrio que se encuentra al lado del bloque 45 en El Mirador, cuyo nombre es El Pueblito. 

Este barrio que conecta con otros de la misma zona, también es conocido por ser la cuna de muchos delincuentes y antisociales del 23 de Enero. Aquí la prensa tiene el acceso restringido. No es fácil entrar al lugar a entrevistar, ni mucho menos a fotografiar. 


Barrio "El Pueblito"

Luis Campero, vecino de esa zona, explica que muchas personas llegan a ese lugar a comprar drogas, “a cualquier hora del día y de manera libre”, pero no solo allí, también al bloque 22. Cuenta que ha visto a los “dealers” (proveedores) bajar de las escaleras de esos bloques con “rollos” de crack y que políticos, abogados, profesionales y demás personas han llegado a comprar la droga. 

“Lamentablemente, es un mal que no se va a acabar. En casi todos los bloques hay tráfico de drogas, así como en los barrios”, agrega Campero. 

Servicios públicos pobres

En otro orden de ideas, los servicios públicos se convirtieron en un dolor de cabeza para los habitantes de la parroquia, quienes en su gran mayoría se quejan de la falta de agua potable. 

Sánchez explica que son bastante notorias las fallas en el servicio de agua, “aunque muchos de los bloques pequeños tienen tanques y la administración de estos no deja, de cierta manera, que las personas se sientan afectadas directamente, en los edificios grandes estos tanques no rinden y cuando se va el agua, muchas veces dura más de cinco o seis días en volver”. 

Manuel Moreno, vecino del bloque 3, dice que el agua en ese edificio se va a cada momento y que se puede ir un jueves y no llega hasta el miércoles de la otra semana. “Se pueden durar tres, cuatro días; a veces hasta una semana sin agua”. 

Pero corren con suerte, vecinos del bloque 45 manifiestan que muchas veces duran hasta dos semanas sin agua, al igual que en el bloque 30, por lo que deben recurrir a buscar agua en los chorros que están en planta baja, los cuales indican que sí hay agua de la calle, pero no con la presión suficiente para subir por gravedad 15 pisos hasta los tanques de los colosales bloques. 


Planta baja del bloque 30

En cuanto a la luz, añade Sánchez, cuando se va, “normalmente tarda un día entero en llegar nuevamente. Y lo más extraño es que hay sectores particulares de la parroquia como la zona Central, Los Flores, La Cañada, El Mirador, que se les va, pero donde mandan los colectivos, nunca falta la luz”. 

León explica, sobre el problema de la luz, que se encuentra “preparada”, con velas y velones, así como encendedores y fósforos, “por si acaso se va la luz”. Lamenta que en recientes apagones, se sobrecargó su televisor y se quemó. 


Arlenia León

“¿Quién me paga eso? Se me quemó el televisor por culpa de los bajones de luz, pero nadie me va a resolver nada”, comentó la vecina con angustia. 

También lo está por si falta el agua. En su casa posee bidones que recarga constantemente, solo por si el agua fallase en el día. Para ella es un “suplicio” tener que fregar “con perolita”, pero debe hacerlo cuando no hay agua en las tuberías. 


Arlenia León

“Lo peor de todo es que los platos quedan sucios, ¿pero cómo se hace? Si no los medio lavo, se les paran las moscas”, señaló la ama de casa. 

Por otra parte, el presidente de la junta de condominio del bloque 29 del 23 de Enero, Luis Cabrera, explicó que ese edificio “puede durar hasta un día sin luz y aunque llamemos a las entidades competentes, no nos prestan atención”. 

Cuenta Cabrera que las fallas eléctricas que muchas veces dejan a toda la zona central sin el servicio de luz, son solventadas al día siguiente, por lo que los vecinos deben durar sin electricidad noches enteras.

El alcantarillado para Sánchez también presenta un problema. “El alcantarillado de todas las vías está tapado por basura y escombros, y cuando llueve todo se vuelve un desastre, porque todos los desechos corren por las calles”, argumentó el presidente del condominio del bloque 32 pequeño, para asegurar asimismo que el 23 de Enero “se quedó en los años de Pérez Jiménez”. 

“No hay un mantenimiento adecuado de los servicios en general. El alumbrado público es pésimo, sobre todo en la vialidad, lo que es la zona E, la zona F, la zona Central, bajando de la redoma hacia acá. Estos problemas han afectado tanto a los edificios como a todas las zonas de la parroquia”, apuntó, por su parte, el conductor Miguel Cárdenas. 


Alcantarilla tapada en la zona F

Basura por doquier 

Recorrer la parroquia 23 de Enero es sinónimo de percatarse de los basureros abarrotados de desechos, de aguas servidas en las alcantarillas, de escombros en las esquinas, de moscas, zancudos, ratas y otras alimañas rondando los edificios. Esto da fe de un déficit de sanidad pública en la parroquia.

Jairo Ortega, vecino de La Cañada, denunció que se diagnosticaron casos de dermatitis en esa zona, como resultado de la basura que abarrotaba los vertederos.

Sostiene que la basura es recogida “cada 12 días, por lo menos en estos bloques, porque el 15 y el 16, como es una zona de vía pública los recogen con más frecuencia que aquí (bloque 17). El que recoge la basura en la vía principal no lo hace en los edificios, pero eso también es un tema de ruta de recolección”. 


Basurero en La Cañada

Asimismo, en la zona Monte Piedad, señala Veliz, los desechos eran recogidos todos los días, pero que “ahora lo hacen una semana sí, dos semanas no. Eso causa moscas, mal olor, las ratas, alimañas que nacen de eso. También la falta de containers, porque quitaron los viejos y no han traído unos nuevos. Los niños que salen de los colegios cercanos ya no pueden hacerlo por la entrada principal, porque la basura ya abarca toda las vías peatonales”. 

Tanta es la contaminación que hay en la parroquia que incluso no se respetan los centros educativos. Frente al Liceo Manuel Palacios Fajardo, reconocido por ser el antiguo centro de votación de Hugo Chávez, hay un container que debería ser recogido diariamente, pero Sánchez dice que eso no sucede, que lo recogen “cada 15 días o más”, por lo que es común notar cantidades de basura que perfuman el ambiente de manera repulsiva cerca de los adolescentes que transitan por el lugar. 

Basurero y liceo Manuel Palacio Fajardo (al fondo)

Y es que muchos vecinos de la parroquia coinciden en la idea de que los desechos no son recogidos a la brevedad. Sánchez opina que cuando la basura dura más de una semana en los vertederos, se genera “un cúmulo de hediondez, ratas, cucarachas y moscas que proliferan y los vecinos de los bloques deben vivir con las ventanas cerradas, si no, estas alimañas te inundan. Eso genera un problema de salud grave, porque hay déficit de sanidad pública”

Nelson Jaspe, recolector de basura del bloque 30, señaló que “la mayoría de los bloques tiene la basura abarrotada, y eso es porque los camiones no pasan cuando deberían, lo que permite que se acumulen desechos”. 

Agregó que hay edificios que no tienen containers, “entonces se puede ver la inmensa cantidad de basura tirada en la calle. Es también falta de conciencia de los vecinos”. 

Basurero bloque 3 y 4

Vialidad inestable   

Otro de los problemas que hay en el 23 de Enero es la falla en la vialidad. Los huecos y troneras en las distintas vías que recorren la parroquia se encuentran vigentes, a pesar de intentos de bacheo. 

Calles caídas y sin reparar y otras reparadas pero con riesgo de desplomarse nuevamente existen. Es el caso de la calle de la zona F, que se vino abajo producto del socavamiento de sus bases a mediados del año 2017. 


Calle caída en la zona F

Fue en abril del 2018 donde la Alcaldía de Caracas se preocupó por la situación e informó que esta falla de borde sería reparada en aproximadamente cuatro meses, con un presupuesto aprobado por Maduro de 11 millardos de bolívares. 

Reparación de calle en la zona F

Sin embargo, en caso de quedar la obra inconclusa, el riesgo persistirá, pues “por un leve temblor o una lluvia torrencial esta vía se puede terminar de caer, causando así incluso muertes por indiferencia gubernamental”, explicó Cárdenas, quien transita esa vía algunas veces en su unidad de transporte público. 

Para el vecino Orlando Pacheco, los problemas en la vialidad en el 23 de Enero representan una “desidia estadal, municipal y de todo el Gobierno en total”, puesto que para él, el asfaltado de la zona “está empezando a cobrar su vejez en la parroquia y ahora se ven huecos, malas aceras, así como el problema de que se caen las calles”. 

“Ya no hay evaluación de las obras cuando están finalizadas, ahora es simplemente fotos y una cadena presidencial”, asegura. 

Cárdenas, como conductor habitual, da fe de este problema, pues afirma que “el 23 de Enero en su totalidad tiene muchos huecos, ya convertidos en cráteres que dañan las unidades de transporte público y vehículos particulares. Mi camioneta se ha visto afectada por los problemas en la vialidad, puesto que no hay calles aptas para transitar”. 

Sánchez también acompaña al profesional del volante. Afirma que su vehículo ha sufrido y que los problemas en la vialidad le han costado dos cauchos espichados y la reparación de un amortiguador doblado. 


Hueco en la zona E

“La demarcación es nula, la iluminación es poca, hay mucho tráfico de vehículos para lo que soporta la vialidad, causando que el asfaltado dure meses y después se rompa, generando huecos, baches y troneras nuevamente. No hay nada de organización, todo es caótico”, lamenta el presidente del condominio del bloque 32 pequeño. 

El 23 sigue adelante 

La parroquia 23 de Enero es firme en su esencia. Es una zona que es respetada y que es vista con gran admiración, ganada por su resistencia ante la represión que en años anteriores vivió. 

Estos problemas sociales ciertamente afectan a su comunidad, al punto de retrasar el libre y sano desarrollo de estos, como una especie de obstáculo que impide a las personas alcanzar la estabilidad, pero lo interesante es notar cómo a pesar de todo esto, dentro de la urbanización persiste una apuesta por los deportes, por la cultura, impulsado por los colectivos locales. 

Los campos de fútbol de La Piedrita, los estadios de La Planicie, las emisoras de radio, el estadio Chato Candela, las bibliotecas, la historia, las infraestructuras, sus plazas, locales, comercios y demás lugares dedicados al esparcimiento de los habitantes, son puntos clave para luchar contra los flagelos mencionados.

Orlando Pacheco, por su parte, explica que, aun cuando la parroquia posee estos problemas, muchos jóvenes se dedican a los deportes, al estudio, a otras actividades que los alejan de la delincuencia. 

Esto da a entender que la urbanización tiene en su haber mecanismos que pueden contribuir a que la calidad de vida de sus habitantes mejore de manera exponencial, “pero es necesario que el Estado actúe en pro de las necesidades de las personas que residen en este lugar para alcanzar el bienestar social”, indica Pacheco.

En el 23 de Enero, la comunidad debe contribuir para así lograr que el Gobierno nacional emplee sus estrategias para que la parroquia insigne de la democracia no sea olvidada y dejada a merced de la historia y el tiempo.


Monte Piedad




Fotografías: Jesús A. Herrera S. 
jherrera@eluniversal.com
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