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Empeño y dedicación persisten en los viveros

Se trata de negocios, en su mayoría familiares, que tienen más de 30 años en Los Altos Mirandinos. Los tiempos han cambiado y las prioridades también, la gente ahora busca plantas comestibles

  • JOHANA RODRÍGUEZ

24/06/2018 09:50 am

San Antonio. Cuidar jardines de vecinos para ganarse la vida despertó la curiosidad del padre de Víctor Navarro, quien poco a poco fue aprendiendo por su cuenta a sembrar y cultivar flores, al punto de iniciar su negocio propio. 

"Yo era niño y veía como mi papá trabajaba con mucho amor las plantas y entonces a mí me parecía emocionante ver la evolución, desde que se plantaba la semilla hasta que crecía", relató Víctor, quien señaló que el primer terreno usado por ellos servía exclusivamente para sembrar y distribuir a otros viveros de la zona y la Gran Caracas. 

Entonces decidieron aprovechar otro espacio donado por familiares para abrir formalmente un vivero que hoy día tiene 22 años y lleva por nombre Jardín Monte Bello, ubicado en la urbanización Llano Alto de Carrizal, donde ofrecen flores ornamentales, así como plantas medicinales y comestibles, siendo estas dos últimas las más solicitadas. 



"Los tiempos han cambiado y las prioridades también, la gente viene más que todo a buscar albahaca, lechuga, pimentón, perejil, cilantro, así como sábila y yerbabuena", relató quien administra el lugar visitado más frecuentemente por mujeres. 

"Por el costo de los insumos ya no ofrecemos geranios ni las populares plantas de navidad, las de papagayo, porque su producción es muy costosa y obviamente eso incide en el precio del consumidor final que está más enfocado en comprar comida que plantas". 

El comentario, escuchado por una compradora que buscaba albahaca para cocinar, fue avalado. 

"A mí antes me encantaba tener flores en mi casa y compraba una vez a la semana, además tenía plantas, pero ahora hasta mantenerlas es costoso porque si les agarra un hongo hay que comprar plaguicidas que están fuera del alcance de quien vive de un sueldo mínimo", según explicó Matilde Gouveia. 


"Tuve que cambiar esa pasión floreada por algo más práctico: hacer mi huerto en casa porque a veces no encontraba los ingredientes . En mi casa tengo mi matica de pimentón, perejil, cambur y hasta lechosa. 

Aparte de facilitarme la vida como ama de casa, me distrae cuando me pongo a cuidar mis maticas, a las cuales les hablo, porque por allí dicen que así se les estimula y se ven más bonitas y a mí me va bien", afirmó Matilde. 

Pasión por lo que se hace

 Otro vivero que sobrevive a los embates de la economía y la merma en las ventas hasta en 60 % desde hace dos años, es el Jardín de Los Helechos, en la avenida La Hoyada de Los Teques, siendo uno de los más antiguos de los Altos Mirandinos con 33 años de existencia. 

"Para mantener un negocio hay que tener pasión por lo que se hace y saber del tema", afirmó Leonel Da Silva, quien mientras concedía la entrevista asesoraba a quienes le preguntaban cómo usar las populares semillas de ajoporro, cebollín, remolacha, tomate, ají picante, ají dulce y perejil rizado cuyo sobre ofrece por 300 mil bolívares cada uno. 

Otro factor a favor del vivero es la fidelidad de sus clientes. "Hemos visto como muchos locales del ramo han cerrado sus puertas o cambiado de rubro, pero nosotros seguimos porque apostamos a nuestro país y afortunadamente mucha gente acude a nosotros a comprar plantas medicinales", relató. 

La declaración fue avalada por un grupo de hermanas que llevaba las plantas para el convento, donde tienen su huerto de uso personal y para ayudar a quienes necesiten en la comunidad.

 "Hay quienes ven en las plantas una compañía, para otros es un hobbie y por eso creo que aún queda larga vida para los viveros, como es este caso, lo inició mi familia, y yo llevo las riendas desde hace 22 años", atajó Da Silva, quien cree que con una economía fortalecida "volverán a florecer los viveros en los Altos Mirandinos, zona conocida por la producción de flores con calidad de exportación".



 CAMBIOS DE HÁBITOS
- Las plantas frutales y las semillas para hortalizas representan el 90 % de las ventas en los viveros de Los Altos Mirandinos, donde la mayoría de los compradores llega preguntando por las de naranja, limón, mandarina, aguacate, pimentón, lechuga y pepino. Según los entrevistados, las semillas de hortalizas se ganan la preferencia de los consumidores debido a su rápido patrón de crecimiento y por los precios solidarios que ofrecen en los locales. 

-"Además de distraerme me facilita la vida tener mi propio jardín con cilantro, perejil y albahaca a la mano a la hora de cocinar. Esos son mis ingredientes secretos cada día", atajó Natalia Villarreal, quien ya cuenta con un jardín en el balcón de su apartamento en San Antonio de los Altos.

-"Empezó como un hobbie pero ya se ha convertido en una necesidad, lo que se refleja en las casas que uno visita donde se ven estos huertos hogareños, que además dan un aire ornamental. A mí me encanta y les dedico tiempo y a cambio me relajo", dijo Aura López. 

-La reposición de materos ha disminuido en más de 70% debido a las dificultades existentes en el mercado con la producción de plástico, según coincidieron en señalar vendedores consultados, quienes agregaron que las bolsas de jardinería son otro dolor de cabeza "porque no hay y cuando se consiguen los precios son muy elevados". 
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