Economía en riesgo
Una de las particularidades de nuestra coyuntura es que se trata de una situación global. Venezuela, con un mercado atípico petrolero y aislado, no suele ir a la par con el resto del planeta
Un buen síntoma de un país es rastrear su bienestar. Sea positivo o negativo, el simple hecho de encontrar data disponible nos hace saber que las cosas no van tan mal. Podría considerarse contradictorio, pero no hay situación peor que vivir en las tinieblas informativas, sin poder hacer una medición que nos permita la lectura de la situación que atravesamos.
Leía una nota de prensa en El Estímulo sobre un informe que publicó la escuela de psicología de la Universidad Católica Andrés Bello, sobre 14 dimensiones psicosociales de los venezolanos. El mismo revela información interesante que segmenta por grupo de edades. Angustias, deseos, duelos, satisfacciones, etcétera. Siendo, quizá, el dato más abrumador la incertidumbre económica: para el 64% de las fuentes consultadas la principal fuente de estrés son los problemas económicos. Y no es por menospreciar el resto de los hallazgos, pero sería demasiado extenso reflejarlos en esta cuartilla.
Ciertamente la incertidumbre económica se siente, quizá más que durante el 2022. A propósito de ello Asdrúbal Oliveros publicaba a través de su Instagram cinco consejos para los empresarios dentro del contexto de “frenazo de la economía”. Esto, según el analista económico, se empezó a sentir a partir de octubre de 2022 y se ha prolongado hasta este año. El signo de alarma más delicado es la caída en las ventas comerciales. Dándonos el ejemplo del mes de enero, cuya contracción en ventas fue del 17% respecto al año anterior.
Sus recomendaciones son para optimizar los negocios y poder resistir dentro de esta turbulencia. La cual se da, entre otras cosas, debido a la inflación, depreciación de la moneda, caída en los ingresos petroleros, etcétera.
El 2022 fue un año positivo en términos generales, al menos para Venezuela. Caracas experimentó un crecimiento abismal en su oferta comercial, lo que se vio retribuido en un bienestar colectivo. Sin embargo fuimos advertidos. Los economistas como Oliveros alertaron que la burbuja era insostenible y podría reventar en cualquier momento. Pero, como se ha repetido una y mil veces en la historia de la humanidad, es difícil querer bajar la música en medio de la fiesta.
Salida desesperada
Una de las particularidades de nuestra coyuntura es que se trata de una situación global. Venezuela, con un mercado atípico petrolero y aislado, no suele ir a la par con el resto del planeta. Realidad que cambia hoy, por diversos motivos, y ponen a la humanidad entera en el mismo plano de incertidumbre económica.
Alex Murdaugh, respetado abogado estadounidense, perteneciente a una poderosa dinastía de juristas de Carolina del Sur, fue declarado culpable de haber asesinado a su esposa e hijo. Al parecer, el móvil fue económico, puesto quería distraer la atención de su apretada situación financiera. Robó millones a clientes, que luego no pudo reponer, y mientras las aguas lo ahogaban, buscó como salvavidas, matar a su familia. La relación causal que hizo Alex es imposible de entender.
Nota al pie: pueblo chico, infierno grande
San Marino es un microestado de apenas 33.000 habitantes y 61 kilómetros cuadrados de extensión. Para tener una idea de la magnitud, el municipio Baruta mide 84 km2. Como todo estado pequeño, ha buscado en la política fiscal un atractivo para los extranjeros. Teniendo una laxa normativa tributaria que invita a los italianos a residir ahí, sin -prácticamente- salir de su país.
Esta seguramente fue la motivación que tuvo el ciclista Antonio Tiberi al colocar su domicilio en San Marino, lo que no se esperaba es que estaría a punto de perderlo por culpa de un gato. O, realmente, por culpa suya. Ya que no se le ocurrió mejor idea que disparar y matar a un gato con una pistola de aire sin imaginar que, en un país tan pequeño, cualquier animal de la calle tiene dueño. Y el dueño de este gato resultó ser el Ministro de Turismo sanmarinense. País pequeño, infierno grande.
@NelsonTRangel
www.netrangel.com
nelsontrangel@gmail.com
Leía una nota de prensa en El Estímulo sobre un informe que publicó la escuela de psicología de la Universidad Católica Andrés Bello, sobre 14 dimensiones psicosociales de los venezolanos. El mismo revela información interesante que segmenta por grupo de edades. Angustias, deseos, duelos, satisfacciones, etcétera. Siendo, quizá, el dato más abrumador la incertidumbre económica: para el 64% de las fuentes consultadas la principal fuente de estrés son los problemas económicos. Y no es por menospreciar el resto de los hallazgos, pero sería demasiado extenso reflejarlos en esta cuartilla.
Ciertamente la incertidumbre económica se siente, quizá más que durante el 2022. A propósito de ello Asdrúbal Oliveros publicaba a través de su Instagram cinco consejos para los empresarios dentro del contexto de “frenazo de la economía”. Esto, según el analista económico, se empezó a sentir a partir de octubre de 2022 y se ha prolongado hasta este año. El signo de alarma más delicado es la caída en las ventas comerciales. Dándonos el ejemplo del mes de enero, cuya contracción en ventas fue del 17% respecto al año anterior.
Sus recomendaciones son para optimizar los negocios y poder resistir dentro de esta turbulencia. La cual se da, entre otras cosas, debido a la inflación, depreciación de la moneda, caída en los ingresos petroleros, etcétera.
El 2022 fue un año positivo en términos generales, al menos para Venezuela. Caracas experimentó un crecimiento abismal en su oferta comercial, lo que se vio retribuido en un bienestar colectivo. Sin embargo fuimos advertidos. Los economistas como Oliveros alertaron que la burbuja era insostenible y podría reventar en cualquier momento. Pero, como se ha repetido una y mil veces en la historia de la humanidad, es difícil querer bajar la música en medio de la fiesta.
Salida desesperada
Una de las particularidades de nuestra coyuntura es que se trata de una situación global. Venezuela, con un mercado atípico petrolero y aislado, no suele ir a la par con el resto del planeta. Realidad que cambia hoy, por diversos motivos, y ponen a la humanidad entera en el mismo plano de incertidumbre económica.
Alex Murdaugh, respetado abogado estadounidense, perteneciente a una poderosa dinastía de juristas de Carolina del Sur, fue declarado culpable de haber asesinado a su esposa e hijo. Al parecer, el móvil fue económico, puesto quería distraer la atención de su apretada situación financiera. Robó millones a clientes, que luego no pudo reponer, y mientras las aguas lo ahogaban, buscó como salvavidas, matar a su familia. La relación causal que hizo Alex es imposible de entender.
Nota al pie: pueblo chico, infierno grande
San Marino es un microestado de apenas 33.000 habitantes y 61 kilómetros cuadrados de extensión. Para tener una idea de la magnitud, el municipio Baruta mide 84 km2. Como todo estado pequeño, ha buscado en la política fiscal un atractivo para los extranjeros. Teniendo una laxa normativa tributaria que invita a los italianos a residir ahí, sin -prácticamente- salir de su país.
Esta seguramente fue la motivación que tuvo el ciclista Antonio Tiberi al colocar su domicilio en San Marino, lo que no se esperaba es que estaría a punto de perderlo por culpa de un gato. O, realmente, por culpa suya. Ya que no se le ocurrió mejor idea que disparar y matar a un gato con una pistola de aire sin imaginar que, en un país tan pequeño, cualquier animal de la calle tiene dueño. Y el dueño de este gato resultó ser el Ministro de Turismo sanmarinense. País pequeño, infierno grande.
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